Uno de los puntos candentes de este inicio de temporada del Mundial de Fórmula 1 2018 ha sido la cantidad de problemas que hemos presenciado al realizar cambios de neumáticos. Haas perdió sus dos coches en el Gran Premio de Australia, McLaren tuvo un susto con Stoffel Vandoorne en entrenamientos y libres y sobre todo asistimos al pavoroso atropello de uno de los mecánicos de Kimi Räikkönen en Bahréin. Para mí la pregunta es inevitable, ¿cómo frenarlo?
En los últimos años hemos visto cambios en el diseño de las tuercas para evitar que las ruedas salgan despedidas con tanta facilidad, multas importantes por fallos en boxes sin que el equipo hiciera gran cosa por evitar que el coche saliera a pista en esas condiciones y multitud de revisiones en el proceso de cambio de neumáticos. Sin embargo sigue ocurriendo. Y para mí es hora de que la Fórmula 1 se plantee si de verdad tiene sentido seguir buscando hacer cambios de neumáticos en dos segundos.
Entiendo la necesidad de que haya pasos por boxes. Aporta un componente estratégico y un riesgo importante que anima cualquier carrera aburrida. La cuestión es cómo asegurar que las paradas resulten más seguras. Y para mí eso pasa por alargarlas. ¿Qué ganamos realmente con paradas de dos segundos? La primera vez resulta espectacular. Las siguientes son un visto o no visto.
Recuperando los repostajes las alargas y aumentas el componente estratégico, sí, pero al mismo tiempo aumentas los costes (el material no es barato), el riesgo y además no da una buena imagen en tiempos donde la ecología es tan importante. ¿No resultaría absurdo mostrar una Fórmula 1 justa de autonomía mientras la Fórmula E desecha los cambios de coche?
Por lo tanto las posibles soluciones en mi opinión pasan o por reducir el número de mecánicos permitidos en cada parada o por complicar la operación de cambio de neumáticos. Es decir, mirar hacia Estados Unidos. En la NASCAR las paradas duran ocho segundos, pero no por ello dejan de ser importantes y espectaculares. Hay que poner varias tuercas y no una sola, lo cual da mayor valor a la pericia del mecánicos y aumenta la seguridad. Y al mismo tiempo se emplean menos mecánicos, recordando que aunque no lo parezca el automovilismo es un deporte de equipo.
Económicamente todo son ventajas: más tuercas pero más simples, luego cercenas la inversión en ese ámbito; menos mecánicos y por lo tanto menos personal. Las paradas al durar más tiempo permiten más exposición publicitaria. E incluso da pie a concursos de paradas en boxes tal y como existen en NASCAR e IndyCar. Quizá el único defecto fuera el impacto estratégico: salvo que hubiera cambios en los neumáticos y mayor degradación, las carreras tenderían a una única parada.
Ahora bien, ¿será capaz la Fórmula 1 de bajarse de su pedestal e importar de Estados Unidos soluciones realmente válidas? Lo dudo.
Foto | NASCAR Media