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La Fórmula 1 sin británicos, el rara avis de 16 ocasiones

No se puede entender la Fórmula 1 sin la intervención del Reino Unido. Fue en Silverstone dónde se disputó el primer Gran Premio puntuable para el Mundial en 1950 y la mayoría de pilotos y equipos proceden de la isla británica, estando además generalmente cerca del circuito dónde la F1 compite este fin de semana a medio camino entre los condados de Northamptonshire y Buckinghamshire. Aunque algunas de las 985 carreras disputadas hasta la fecha tienen cierta trampa, todas coinciden en ser unas de las pocas ocasiones en las que ningún piloto inglés, escocés, galés o norirlandés tomó la salida.

11 de esas 16 ocasiones fueron las peculiares 500 millas de Indianápolis disputadas entre 1950 y 1960, que fueron puntuables para el campeonato mundial. Ferrari fue el único equipo que se presentó en el Brickyard durante la década y lo hizo en 1952 con Alberto Ascari, retirado por accidente. Giuseppe Farina accidentó un segundo Ferrari en una carrera previa que le impidió viajar a Estados Unidos. El belga Charles van Acker no se clasificó en 1950 y Juan Manuel Fangio se bajó antes de tiempo en 1958 al no considerarse preparado para el desafío de una cita que no vio a piloto británico alguno durante mucho tiempo.

La poca presencia de pilotos por parte de un país complica la situación para que dicha nación esté presente en un Gran Premio y ese es el principal caso de las otras cinco ocasiones en la que no participó ningún piloto británico. Reg Parnell y Peter Whitehead eran los dos estandartes brits en la década de 1950 y sus pocos fallos dejaron al Reino Unido sin representación. Ninguno de los dos se presentó al Gran Premio de Suiza de 1950 en Bremgarten ni al de España de 1951 en Pedralbes y Parnell tampoco lo hizo en el GP de Bélgica de 1951 en Spa-Francorchamps, dejando así huérfana a la célebre isla norteuropea. Como nota curiosa, Parnell hubiera participado en esas tres carreras con tres marcas distintas en Ferrari, Maserati y BRM.

Las únicas dos oportunidades más allá de los años 50 no son nada voluntarias. En Mónaco en 1980 se produjo la hecatombe al no poder clasificarse John Watson, Geoff Lees y Tiff Needell. Lees tenía poca experiencia y pilotaba un poco competitivo Shadow cerca de la desaparición, mientras que Needell se quedó fuera con un Ensign en su segunda (y última) carrera en F1. La sorpresa fue el fallo de Watson, único buen representante del Reino Unido en la época a medio camino entre la caída de James Hunt y la eclosión de Nigel Mansell y que no pudo competir con su McLaren en la limitada parrilla monegasca de 20 coches, a diferencia de su prometedor compañero Alain Prost. Sería la primera de dos veces que Watson no se clasificaría para un GP, repitiendo tres años después en el Principado.

El último episodio tiene un poco de trampa y también sucedió en Indianápolis. Nada que ver con las 500 millas sino con el famoso «Indygate» de 2005, dónde los coches equipados con neumáticos Michelin no tomaron la salida siguiendo instrucciones del fabricante francés después del severo accidente de Ralf Schumacher en los entrenamientos libres. Jenson Button y David Coulthard iban a arrancar 3º y 16º respectivamente pero BAR y Red Bull usaban gomas galas y ambos hicieron caso de las indicaciones de los responsables de Michelin, entrando en el pit lane y no tomando la salida de una carrera que pasó a la historia de la peor manera posible.

Es complicado que la cantera británica deje de generar pilotos que alcancen la Fórmula 1, ya no solo por sus bondades al volante sino por el parcial interés de poseer un campeón «de casa» por parte de los equipos locales. Lando Norris y George Russell ya están llamando a la puerta e intentarán compartir parrilla con el único piloto actual, el exitoso Lewis Hamilton. Buscarán todos que queden lejos tiempos como el actual, en el que Hamilton está solo como estuvieron Parnell, Whitehead, Mike Hawthorn, Stirling Moss, Mansell, Martin Brundle, Derek Warwick, Julian Bailey, Mark Blundell, Coulthard y Button en la defensa de la Union Flag.

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Héctor Sagués

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