Cuando se empezó a temer una pandemia, allá por los lejanos meses de enero y febrero, muchos miramos hacia el Motorsport con el objetivo de recapitular aquellos campeonatos que se podían ver más afectados. Pocos seguramente eran realmente conscientes del recorrido que tendría el virus, pero en aquel momento ya se anticipaba que la Fórmula E podría ser una de las grandes afectadas debido a su modelo de competición, con carreras que se habían llevado al centro de las grandes ciudades con el objetivo de promocionar la tecnología eléctrica entre el grueso de la población y especialmente para mostrarlas capacidades de este tipo de sistemas de propulsión precisamente en el entorno en el que mejor se desenvuelve.
Tenemos que tener en cuenta que los últimos ePrix en caer han sido precisamente los dos anglosajones, el de Nueva York y el de Londres (el complejo ExCeL que se iba a utilizar como parte del recorrido indoor está siendo empleada como hospital temporal), ambos en dos de los países más castigados por el coronavirus y los cuales iban a servir como broche para esta temporada 2019-20, de por sí cada vez más incierta. Aun así, no se descarta por completo que haya una cita en Gran Bretaña. Con el ePrix de Paris cancelado también, la carrera en el Aeropuero de Tempelhof en Berlin y la de Corea del Sur son las únicas opciones que se mantienen del calendario original.
Llegados a este punto, ya se ha hecho habitual el escuchar el runrún de que la Fórmula E podría adoptar como solución de emergencia para esta sexta temporada el competir en circuitos cerrados, contando con la ventaja de que el paddock del campeonato no es el mastodóntico que mueve la Fórmula 1 y que, por tanto, con apenas 1.000 personas para montar todo el complejo podrían esquivar las limitaciones de 5.000 personas que han implementado muchos países.
Se habló de Cheste ya a finales del mes de marzo y ahora que ya contamos los días de mayo la propia organización ya reconoce que esta situación se puede extender en el tiempo, modificando la propia filosofía del campeonato con el fin de asegurar su disputa durante los próximos años. El propio Alejandro Agag se ha puesto un margen de tres años en los que esto podría suceder en el peor de los escenarios.
Mientras no sea completamente seguro competir en ciudades, no correremos en ciudades. Pero mientras podamos correr, correremos. Entonces, incluso si el ADN no cambiará, la Fórmula E es para la ciudad, siempre que haya razones de salud, todos entienden que tenemos que hacer una excepción. Esa excepción puede durar dos meses, con suerte. Pero puede durar seis meses, puede durar un año, puede durar dos años, puede durar tres años. No creo que en el peor de los casos esto dure más de tres años – Alejandro Agag a Autosport
Como forma negativa, esta situación obviamente afectará a los intereses de los equipos. Ese efecto llamada o de exposición en las ciudades para aquellos más profanos en la materia ya no se realizaría, por lo que será la propia competición la que tenga que atraer a los aficionados hasta los propios circuitos. Para alivio de los responsables de la Fórmula E, el saber que cuentan con el apoyo de las marcas del Grupo VAG, completamente volcadas en las competiciones con sistemas de propulsión electrificados.