Para bien o para mal, hay una imagen del día. Hay veces que ha sido más humorística, más seria, más animada. La de hoy se puede resumir en congelación. Se ha congelado todo. El calor del Paul Ricard ha perdido contra el témpano de hielo que ha sido el tedioso Gran Premio de Francia de 2019. Justo lo que no necesitaba la F1, que sigue registrando crítica tras crítica. Y esta vez, es que no hay vuelta de hoja. Es que ni borracho se puede apreciar nada de lo visto en el asfalto.
¿Exagerado? Quizá. ¿Real? Creo que más que la vida misma. Un lap chart que ha sido un encefalograma plano en todo momento. Un engaño tras otro. ¿Unas expectativas demasiado altas? Puede, pero resulta insultante que desde Mercedes digan que sufren. En Canadá, en un giro del destino, no hicieron la pole y aun así ganaron. En Francia, su ritmo era casi un segundo entero por vuelta más rápido que el resto. En estas condiciones, no sé qué se puede esperar. Totto Wolff insiste en que Ferrari puede estar cerca, pero son todo burlas. Lewis Hamilton también se burla de Ferrari. Están en lo más alto, y como nadie les atiza, se ríen. Y cuando no estén arriba, se irán porque no dominan.
Es como el día de la marmota. Esperanza de que haya alguien en contra de los dominios, y todo se volatiliza en la primera carrera. Incluso diría en la primera curva. Desde ese momento, ni alguna lucha suelta ha salvado una carrera para el olvido. No hay mucho más a añadir. No acostumbro a ser crítico con una carrera táctica, pero es que ni eso ha sido hoy. Decepcionado, triste… Incluso me ha dado tiempo a pasarme 5 minutos en el baño sin perderme un ápice de la acción en pista.
Como si todo estuviese congelado. Como si todo no cambiase desde hace más de un lustro. El estilo de conducir no es de forzar. Comprendo que haya tácticas en pista, que se juegue al ajedrez. El problema es que todos juegan al ajedrez. Nadie ataca, sólo defiende. Atacar es peligroso: una vez atacas, quedas rendido al de detrás si tardas mucho en poder completar el ataque. Si atacas bien, la diferencia es tan grande que te distancias al adelantar. ¿Cómo mejorar la F1? Ni lo sé, ni quiero plantearmelo en caliente.
El dato más demoledor de todos es la diferencia entre las dos mejores vueltas de carrera. Lewis Hamilton, con neumáticos «que podían reventar»(palabras textuales del británico): 1:32.764. Sebastian Vettel, con blandos seminuevos, 1:32.740. 24 milésimas de diferencia. O Vettel no tenía cargadas las baterías, o el Mercedes es un misil, pase lo que pase. Se caliente o no la F1, esta lleva congelada tiempo.
Foto | Mercedes Media