Seis dobletes en seis años, y no nos referimos a carreras en las que un equipo consiga meter a sus dos pilotos en las dos primeras posiciones sino a llevarse los dos títulos. Mercedes ha conseguido ‘lo imposible’ al superar una racha que hasta hace poco parecía inigualable. Desde hoy, la época más exitosa y dominante de la Fórmula 1 ya no pertenece a Ferrari sino a Mercedes con doce títulos en seis años. Lo han conseguido después de una carrera en la que lo inesperado llevó a Valtteri Bottas a ganar con Lewis Hamilton tercero. El resultado no solo asegura que los de Brackley se lleven el título de constructores de la temporada 2019 sino que además deja a sus dos pilotos como los únicos candidatos matemáticos para el campeonato de pilotos, así que… doble título asegurado.
El registro anterior de Ferrari era de once títulos en seis años, con todos los campeonatos de constructores entre 1999 y 2004 y los de pilotos entre 2000 y 2004. Y casi como si se tratara de escenificar el ‘sorpasso’, el equipo de Maranello hizo todo lo posible hoy para perder lo que parecía ser una victoria segura después de una sesión clasificatoria fantástica en la que lograron sacar el máximo partido del SF90 para copar la primera fila de parrilla de salida con la primera pole de Sebastian Vettel desde el Gran Premio de Canadá, dejando a Charles Leclerc segundo. Con los dos coches rojos en las dos primeras posiciones y una recta de meta corta (no como en Sochi), en Ferrari lo tenían todo de cara. A fin de cuentas, adelantar en Suzuka es complicado. El momento cumbre era por lo tanto la salida…
En ese sentido, Ferrari lo hizo todo exactamente al contrario de cómo querían y debían arrancar la carrera. Tras apagarse las luces del semáforo, tanto Vettel como Leclerc fallaron, siendo superados por un acertado Valtteri Bottas que se situó en cabeza. Pero lo peor estaba por llegar tanto para el alemán como para el monegasco. En la primera curva, Leclerc sufrió algo de subviraje que le hizo salir largo, contactando con Max Verstappen y dañando su alerón delantero, además de dejarse a merced de una investigación de la FIA que llegó tras haber concluído inicialmente que ningúna investigación era necesaria… Mientras tanto y aunque no perdió la tercera posición con respecto a Lewis Hamilton, el alerón de Leclerc amenazaba con fastidiarle la carrera y aunque su ‘endplate’ delantero acabó soltándose (y destruyendo el retrovisor derecho de Hamilton), en Ferrari decidieron pararle para cambiar el frontal.
Al final, la parada del monegasco en la vuelta 3 le dejó obligado a realizar dos paradas y con una situación de neumáticos siempre más complicada que la de sus rivales. ¿El resultado? Una carrera emocionante en la primera mitad hasta llegar a ser sexto y muy anónima al final, sin posibilidades reales de subir más allá. ¿Culpa de Leclerc o de Ferrari? Quizás un poco de ambos, pero realmente poco importa, el caso es que tiraron por la borda lo que tenía que ser un podio para el nuevo recluta de Maranello. En cuanto a su compañero de equipo… seguramente su fallo fue más ‘gordo’ pero las consecuencias, menores y el resultado, mejor. Vettel se adelantó a la salida ligerísimamente. Tan ligerísimamente, de hecho, que dirección de carrera no le sancionó puesto que le sensor no saltó, registrando un movimiento dentro del margen permitido (que es extremadamente estrecho).
Pero aunque Vettel no acabó recibiendo ninguna sanción, perdió la esencial posición preferente en pista. En un circuito donde la carga aerodinámica es tan importante y contra un Mercedes cuyo ritmo de carrera se sabía que era mejor que el del Ferrari, el alemán no pudo hacer nada. Defensa sólida por la segunda posición y claudicar los campeonatos ante los angloalemanes. Pero en cualquier caso, la carrera mostró dos elementos claves de la Fórmula 1 actual. El primero, que en Ferrari aún fallan a la hora de maximizar sus oportunidades, sea por los pilotos o por las estrategias. El segundo y quizás más importante, que en la categoría reina los más mínimos errores pueden tener grandes consecuencias. Es un hecho evidente perque demasiadas veces se pasa por alto. De un doblete a un segundo y un sexto hay una diferencia de dos malas salidas. ¡Hay que recordarlo!
