A la Fórmula 1 le faltaba algo de sentido del espectáculo y no solo en la pista. Se habla siempre de que la Fórmula 1 es inaccesible, cerrada, elitista, excluyente, y así era. No hay color entre la apertura de un paddock del WEC con respecto al de la F1, y si nos fijamos ne su hermana de dos ruedas, MotoGP, esta última sigue siendo mil veces más abierta que la primera. Ahora, con Liberty y sus acciones, como la de las vueltas rápidas en el biplaza, parece que por fin la F1 puede convertirse en un deporte de masas.
Una muestra de ello es la anécdota del niño que lloraba desconsolado, en la grada, cuando Kimi Raikkonen tenía que abandonar tras la primera curva de la carrera. El niño, fan de Ferrari, pero seguramente más fan de Raikkonen, no podía contener las lágrimas de desilusión por no poder ver a su ídolo competir en la pista.
En un gesto (creo) sin precedentes en la F1, el niño pudo conocer a su ídolo en el hospitality de Ferrari. La imagen no puede ser más tierna, y no puede ser más potente de cara a promocionar un deporte que quiere ser más cercano a los fans (que pagan lo suyo por pisar un circuito, y también por verlo por televisión, no lo olvidemos) y que, por carambola, nos deja ver la cara más amable de Kimi Raikkonen.
Remember the kid crying at the start after Kimi's early exit? He's now met the iceman LIVE: https://t.co/QeM8TCAJqt #SkyF1 #F1 #SpanishGP pic.twitter.com/x0zpGbeBeU
— Sky Sports F1 🏎 (@SkySportsF1) 14 de mayo de 2017
Seguramente serán imágenes que veréis, o habréis visto hasta la saciedad hoy, pero quería dejar constancia de que este tipo de detalles, algo realmente sin importancia para un equipo de Fórmula 1, marcan la diferencia con la época anterior. Es una forma de verlo muy americana, pero es que sin duda funciona y consigue ponerse a la afición en el bolsillo.