Hace poco más de un año la IndyCar anunció el aspecto de su futuro reglamento técnico. La idea era dotar a sus monoplazas de más potencia, con propulsores de más de 900 caballos y pasando de los 2,2 litros de cilindrada actual a 2,4 litros. Pero la hibridación de la categoría se veía aún como algo lejano, difícilmente implementable para 2021, fecha original de debut de estos motores. Pues bien, finalmente el certamen norteamericano ha decidido apostar por los híbridos y retrasar a 2022 el inicio de esta nueva era de las IndyCar Series.
Según explica la nota de prensa, el proyecto cuenta con la bendición de Chevrolet y Honda, que añadirán a sus propulsores térmicos un sistema de recuperación de energía en frenada. La idea es que esta hibridación contribuya al esperado aumento de potencia de los monoplazas, siendo vital de cara a ofrecer mayor rendimiento en el uso del ‘push-to-pass’. Además también permitirá que los coches se puedan arrancar sin asistencia, lo cual esperan que reduzca la aparición de coches de seguridad en pista.
Los planes de la IndyCar son que este nuevo reglamento técnico esté vigente entre 2022 y 2027 y aunque no lo mencionan explícitamente en la nota de prensa, es lógico pensar que esta hibridación sea también un cebo para que por fin aparezca el ansiado tercer fabricante.
Foto | IndyCar Series