Un servidor siempre llega tarde a todos los debates por convencimiento. Nunca me sale bien opinar sin madurar, pero lo bueno de todo el asunto del fichaje de Bottas por Mercedes es que hace semanas que se intuye. Y si de algo peca la Fórmula 1 actual es que ya no hay emoción ni en los fichajes, y cuando el político jefe de equipo de turno empieza a jugar al despiste, casi con todas seguridad nos encontraremos con la opción más amarrategui posible.
Sobre Valtteri y su fichaje he leído estos días de todo: desde que es la opción más razonable, hasta que es el fin de Bottas como piloto, porque no ha demostrado nada y es difícil que supere a Hamilton. También se habla, cómo no, de uno de sus mánager, Mika Hakkinen, o más bien de su descubridor/protector, y se mencionan los primeros y grises años de Hakkinen en la Fórmula 1 hasta que «le dieron» una combinación ganadora para poder ser campeón.
Todo esto, como es natural, me entra por el oído derecho y me sale por el izquierdo. Comparar pilotos diferentes y épocas de la Fórmula 1 tan radicalmente distintas es la excusa perfecta para fabricar material de relleno. Para mí la conclusión, aparte de lo previsible que es que Valtteri Bottas esté sentado en un Mercedes dentro de unas semanas (por ser la opción más segura frente a una hipotética patata caliente que sería meter a Wehrlein al lado de Hamilton), es que la Fórmula 1 ha dejado atrás la emoción, por encima de todo.
Me parece perfecto que a Bottas se le dé un material pata negra, se lo merece por ser un piloto trabajador, serio, con un talento para el control del coche con sus manos fuera de lo común (aun sabiendo que en la F1 están todos fuera de lo común), muy rápido y buen compañero, con carácter cuando lo ha de tener, y mente fría el resto del tiempo.
Un gran piloto, sí pero con poco atractivo para el público de a pie por ser discreto, calladito, con cara de buena persona… Nadie dijo que un piloto deba ser carismático para ser campeón del mundo, un ejemplo claro lo tenemos en el propio Niki Lauda, una persona difícil en las distancias cortas; sin embargo, un poco de chispa y de tracción con la afición hacen la diferencia desde el punto de vista de la Fórmula 1. Eso, y poder tener la intuición de que Bottas va a salir a machacar a Hamilton.
Porque, señores, si uno se pusiera en la piel de Bottas ahora, ¿qué haría? ¿Ser un Rosberg? Trabajador, paciente, hombre de equipo, corredor de maratón… ¿O tratar de ser un Hamilton? Explosivo, killer, egoísta, corredor de 100 metros… Niki Lauda dice que Bottas será «al menos tan rápido como Rosberg», lo cual es, en cierto modo, esperable.
Para dar mi opinión al respecto, si yo fuera Bottas, en este momento solo pensaría en correr lo más rápido posible, y me olvidaría de lo demás. Me acordaría muy fuerte de ese consejo que, en realidad, es uno que dio Alex Wurz a Bottas tiempo atrás. Es más, pincharía en el corcho que tengo en mi despacho algunas fotos de Hamilton para verlo todos los días e ir añadiendo tachones y puntos de mira, y me repetiría que este año es mi año, el año de salir con el cuchillo entre los dientes.