Ser piloto Peugeot tiene sus privilegios. Pertenecer a una marca con semejante tradición dentro del mundo de las carreras es sin duda una garantía de que puedes llegar a disfrutar y mucho con algunos de los vehículos de competición más icónicos de la historia. ¿Quién le iba a decir a Sébastien Loeb, piloto fetiche de Citroën que terminaría fichando por el fabricante del león? A buen seguro en su momento no imaginó que con ellos competiría en el Dakar, Subida a Pikes Peak, en el Mundial de RallyCross y quién sabe si en el futuro también puede formar parte de los planes de Peugeot Sport en una más que posible vuelta a Le Mans.
Si bien desde que el alsaciano forma parte de la otra firma del Grupo PSA, sus apariciones en la disciplina en la que ha sido rey indiscutible en la primera década del Siglo XXI se han visto claramente reducidas al no encontrar Loeb un vehículo con el que poder competir en citas como el Rallye du Var. El propio Sébastien reconocía que el Peugeot 208 T16 R5 no le terminaba de convencer como ocio de fin de semana y que buscaba emociones más fuertes.
Esto se demostraba a finales del año pasado, cuando a la primera oportunidad que tenía se sentaba en lo más parecido a un Grupo B que había cerca: una réplica del Peugeot 205 T16 de la que precisamente os hablábamos hace unos días. Sin embargo, ya por aquel entonces, el nueve veces campeón del WRC estaba trabajando en un proyecto secreto.
Vaison Sport reconstruía para él una unidad del mítico Peugeot 306 Maxi, la cual ha sido decorada para la ocasión con los principales patrocinadores del piloto galo: Red Bull y Richard Mille, siempre respetando los colores originales bajo los que compitió este Kit Car en su etapa mundialista. No tardará mucho en estrenarlo, será dentro de dos semanas, cuando tomará parte del Rallye de Haute Provence. Su regreso a los rallyes y más concretamente a la tracción delantera, después de un año alejado del Mundial de Turismos.
Fotos | Sébastien Loeb Racing (JM Sport)