Hasta ahora Gerhard Berger no se ha pronunciado en cuanto al deplorable espectáculo que se observó en el circuito de Norisring el pasado domingo. Tras muchos esfuerzos por sacar adelante a la categoría bajo la fórmula GT3, todo quedó salpicado por una serie de irregularidades que se precipitaron justamente en la definición del campeonato. Otra vez la influencia de un fabricante, en este caso Mercedes, dejó en segundo plano el aspecto deportivo y más alla de ello propinó una gran herida a un DTM que estaba urgido de aliento.
A la ronda final llegaron con opciones de título los pilotos Liam Lawson, Kelvin van der Linde y Maximilian Götz, siendo el último de los mencionados el que en teoría estaba más complicado puesto que estaba obligado a ganar y que sus rivales no sumaran. Se esperaba entonces un duelo deportivo entre los contendientes, pero nada de ello ocurrió. Tan pronto como en la primera curva, Kelvin van der Linde chocó con alevosía a Liam Lawson y dañó seriamente su Ferrari 488 GT3. Esta maniobra antideportiva ha debido ser castigada por las autoridades, pero apenas fue penalizado con cinco segundos. Era evidente que el piloto sudafricano eliminó a su rival directo para tener vía libre al título.
Ante esta conducta reprochable, los seguidores del DTM pronunciaron una serie de quejas ante lo que consideraron una falta de respeto para todos los involucrados en el campeonato. Triste también fue observar a Lawson con su dirección dañada tratando de completar el recorrido para ver si podía sumar algún punto, algo muy ilógico porque su ritmo era tan lento que era doblado con regularidad. Prácticamente la agresión quedó impune ante una audiencia que no podía creer el absurdo castigo, pero aún faltaban escándalos por ver.
Kelvin van der Linde también intentó sacar a Götz de la carrera, pero en esta ocasión sufrió un pinchazo. Para entonces luchaban por el tercer lugar, lejos de los punteros Lucas Auer y Philip Ellis, ambos pilotos del equipo Mercedes Team Winward, en tanto Götz pertenece al Mercedes Team HRT. De todo resultar normal, con la debacle de van der Linde, el título era para Lawson, sin embargo, los presentes fueron testigos de como los punteros, de una forma descarada, desaceleraron para esperar a Götz y le dejaron ganar sin presentar la más mínima oposición.
De esta forma, Maximilian Götz ganó el título del DTM por apenas tres puntos sobre Liam Lawson. De más está decir que las celebraciones resultaron una vergüenza. Si bien no es la primera ocasión que órdenes de equipos alteran los resultados en el DTM, se debe considerar que antes era una lucha entre fabricantes, pero se esperaba que la entrada en vigencia del reglamento GT3 alejaría esas sombras, pero no fue así. Aunque no se le debería restar méritos a Götz, puesto que una carrera no es un campeonato, las circunstancias en los que obtuvo el título empañan todo su esfuerzo.
El DTM ha culminado su primera temporada como categoría GT3 de la peor manera. El escaso prestigio que le quedaba tras ser durante un buen tiempo la referencia en cuanto a competiciones de turismos se ha vuelto a resquebrajar y bajo este panorama no es de extrañar que de nuevo inicie otra espantada de equipos, patrocinadores e inversionistas. Sin duda fue una tarde negra para el deporte motor.