Hoy día 12 de mayo se cumple una efeméride que se ¿celebra? cada año desde 2014. Se trata del aniversario de la última victoria de Fernando Alonso, el último triunfo de un piloto español en la Fórmula 1, con el punto añadido de que esta sucedió en casa. Desde el 12 de mayo de 2013, el asturiano no ha vuelto a subirse a lo más alto del podio y hoy se cumplen cuatro años de su último éxito. Desde entonces, Alonso ha vivido una auténtica travesía en el desierto y lleva disputadas ya 74 carreras -el Gran Premio de España será la número 75- sin vencer. Si termina el año tal y como está, lo que sería lógico, llegará a las 90. El récord está en manos de Riccardo Patrese con 99 carreras y un total de seis años, seis meses y 28 días entre triunfos consecutivos.
Esperanza y gloria
Tras el doloroso final de temporada de 2012 en el que Fernando Alonso y Ferrari perdieron el título en la última carrera frente a Sebastian Vettel y Red Bull por un cúmulo de circunstancias, 2013 tenía que ser un año en el que lograran pelear de nuevo por el campeonato. A pesar de todo, la Fórmula 1 llegó a Barcelona con el alemán en cabeza del mundial con Kimi Räikkönen y Lewis Hamilton por delante de Alonso, a 30 puntos del líder. Su victoria y el segundo puesto de Räikkönen junto con el cuarto de Vettel apretaron la general e hicieron soñar a los seguidores del asturiano pero las cosas iban a empezar a decaer con el paso de las carreras.
Lo que había sido gloria con la segunda victoria del año y una esperanza de poder pelear por la ansiada tercera corona pronto se convirtió en apatía. Sí, Fernando Alonso logró seis podios más en 2013 pero las nueve victorias seguidas de Sebastian Vettel destrozaban cualquier oportunidad que hubiera podido tener otro piloto de buscar el título. El piloto de Ferrari logró un nuevo subcampeonato del mundo en el último año de los V8 atmosféricos y ponía los ojos en el futuro: los nuevos motores V6 turbo, un gran esfuerzo por parte de Ferrari y el deseo de que nadie tuviera un motor mucho mejor que los demás.
El hundimiento
Desafortunadamente para Ferrari y Renault, sí que hubo un equipo con un propulsor muy superior y este fue Mercedes. Este hecho junto con los grandes chasis del propio equipo Mercedes y de Red Bull hicieron que Ferrari tuviera que conformarse con ser apenas el cuarto mejor coche de la temporada 2014. El F14 T se vio superado de forma sistemática por los Mercedes y los Red Bull y a menudo por los Williams. Un Fernando Alonso desquiciado, desesperado por obtener resultados y sin fe en el equipo comenzó a criticar de forma aún más abierta a su escuadra en público y en Maranello no tuvieron ningún reparo en responder públicamente.
Con la relación entre Ferrari y Alonso esencialmente rota, hubo que empezar a buscar un nuevo destino mientras se intentaba sacar el máximo provecho de una temporada sin sentido deportivo. Las únicas alegrías llegaron en forma de tercer puesto en China y de un segundo puesto que pudo ser victoria en el Gran Premio de Hungría. Fue la última vez que Fernando Alonso se subió a un podio en la Fórmula 1 -no, aquello de Brasil en 2015 no cuenta- y el año terminó de forma agridulce entre medio de una sentida despedida de Ferrari, con esperanzas por el futuro en McLaren y sabiendo que la temporada que terminaba había sido un desastre.
Origen
Lo que nadie -ni el propio piloto- podía imaginar era que 2015 iba a ser un desastre aún mayor, el más importante de la carrera deportiva de Fernando Alonso hasta el momento. La vuelta a Woking y la reunión con Ron Dennis eran emocionantes y las menciones tanto a la legendaria unión de McLaren y Honda como a Ayrton Senna hacían que las expectativas del primer año de la segunda época de Alonso allí fueran excepcionalmente altas. Demasiado, claro. Honda se dio de bruces contra la realidad al ver que su motor no estaba a la altura y para Alonso fue un año perdido, sin nada que hacer y con dos carreras en los puntos. Con un chasis que tampoco cumplía, fue imposible hacer nada bueno.
En lo personal, Alonso llegó incluso a perderse el Gran Premio de Australia tras el extrañísimo accidente sufrido en pretemporada en la curva 3 del Circuit de Barcelona-Catalunya. A pesar de las múltiples hipótesis y teorías, nunca se ha llegado a una explicación que convenza al gran público y la versión oficial no parece ser del todo fiable. Una carrera perdida por lesión y un año entero peleando contra un coche incapaz de aprovechar el talento del doble campeón del mundo. Quizás los momentos álgidos del año fueron los famosos «GP2 Engine» y el «relax» del Gran Premio de Brasil. Sensacional, pero muy alejado de lo que un piloto quiere hacer en un fin de semana de Gran Premio.
Sueños rotos
Si la temporada 2015 fue difícil, la de 2016 no fue mucho mejor… aunque los resultados sí cambiaron de forma clara. De las dos carreras en los puntos de Fernando Alonso el primer año con McLaren-Honda se pasó a nueve y con multitud de sábados en la Q3. De hecho, la progresión a lo largo del año hacía pensar que las cosas estaban empezando a solucionarse. Hubo quien llegó, inocentemente, a pensar que en 2017 McLaren iba a batir a Ferrari. Una vez más, nada más lejos de la realidad. McLaren siguió adoleciendo una falta de estabilidad en la entrega de potencia del motor Honda y el chasis se mostró flojo en determinados circuitos donde debería haber brillado. Perderse el Gran Premio de Bahréin tras el fuerte accidente en Australia fue casi una alegoría de la complicada situación del equipo.
Lo único bueno de 2016 es la evidencia, una vez más, de que Alonso sigue estando a un nivel excelente. Es difícil defender que pudiera o no estar al nivel de los Lewis Hamilton y Sebastian Vettel, suficientemente más jóvenes que él como para pelear en caso de disponer de una máquina a la altura de las circunstancias pero lo que está claro es que el español le sacó todo el provecho posible y un poquito más al último coche de Ron Dennis. Pero cuando un bicampeón del mundo debe darlo todo para acabar la temporada en décima posición, está claro que hay algo que no está funcionando. Y ese algo se llama McLaren-Honda. Puede que fuera esa situación la que llevó a la profunda reestructuración del equipo, con todo lo que ello conllevaría.
Una nueva esperanza
¿Qué hay de 2017? De momento, un desastre. El inicio de temporada de Fernando Alonso está siendo por ahora peor que el de 2015 y si los puntos no llegan antes del Gran Premio de Austria, se podrá considerar que el equipo está peor que entonces. El MCL32 anda falto de velocidad punta, de respuesta de chasis -aunque es posible que en este caso sí se salve en ese aspecto-, de estabilidad en la entrega de potencia y sobre todo de fiabilidad. Tanto Alonso como su nuevo compañero, Stoffel Vandoorne, están en un auténtico via crucis y aunque el ovetense asegura que el año que viene luchará por el título sí o sí esté dónde esté, cada vez parece más difícil y no tanto por falta de talento sino por falta de opciones.
A día de hoy, McLaren sorprendería si estuviera peleando por ganar el año que viene. Un retorno a Ferrari no es una opción, mientras que en Red Bull y Mercedes deberían tener sus plazas fijas… ¿tiene alguna opción Fernando Alonso? Pues afortunadamente, sí. Aunque es posible que no sea aquello que la mayoría de aficionados desean. A los 35 años, 36 cuando acabe este año, el tiempo empieza a terminarse para Alonso y la Fórmula 1. Muy probablemente no gane otra carrera allí y subirse al podio parece una quimera. Pero parece que ha descubierto a tiempo que hay otras categorías. De momento este año tenemos las 500 millas de Indianápolis, a las que esperemos que vuelva. Y si más adelante caen las 24 horas de Le Mans, mejor. ¿A ver si al final no será todo malo?