Jaume Betriu llegaba a abrazarla rápidamente nada más cruzar la meta de la duodécima etapa del Rally Dakar 2021. Él había vivido de primera mano lo que había sufrido la motard catalana para no faltar a su cita y poder terminar de esta forma su undécima participación en la carrera. A buen seguro, si alguien le dice a Laia Sanz que iba a poder terminar el recorrido completo y que además lo lograría entre los 17 primeros, seguramente hasta la de GasGas se hubiera sorprendido. No porque fuese inalcanzable para ella, al fin y al cabo, ahí está la novena plaza de 2015 o las 12ª de 2018-19, sino por las condiciones que se habían dado.
Ahora, con tiempo para recuperarse del esfuerzo físico realizado, la de Corbera de Llobregat está teniendo momentos para recapacitar acerca de su carrera deportiva y de si la próxima edición del Rally Dakar merece o no la pena de correrla en motos. La sensación para Laia es que esa peligrosidad que afectó a la prueba ya en su primer año en Arabia Saudí ha seguido presente este año, algo que se ha visto además representado por las fuertes caídas de otros competidores como Toby Price o CS Santosh, el fallecimiento de Pierre Cherpin o los abandonos de Joan Barreda y Nacho Cornejo tras sus síntomas de conmoción.
No sabía si valía la pena salir o no porque yo quería acabar todos los Dakar. No quería abandonar el segundo día por no encontrarme bien. Me daba miedo cómo me encontraría. Sí que hubo días que se me hicieron largos y pesados, sobre todo las etapas de más de 300 km. A partir del km 300 empezaba a notar mucho la falta de preparación. En la etapa de Neom me tocó salir detrás y comí polvo por un tubo. Era una etapa fea, con piedra, con mucho riesgo. Pensaba: ‘¿Qué estoy haciendo, jugándome la vida para qué?’. Hay momentos en los que no disfrutas – Laia Sanz a La Vanguardia
Las dudas llegaron los últimos días antes de comenzar la prueba, todos ellos en torno a su preparación física, muy limitada tras verse afectada por la enfermedad de Lyme, algo que le hizo llegar con muy poca masa muscular en los brazos y con kilómetros de entrenamiento insuficientes para afrontar un Dakar. Sin embargo, más allá de que este año haya estado muy condicionado por su dolencia y por el confinamiento, Laia no oculta que esta nueva era de la carrera no le terminar de gustar y que el paso a coches puede estar mucho más cerca, dejando entrever que si surge un proyecto estaría dispuesta a acometer el salto cuanto antes aunque le quede motivación y energía para seguir en moto.
Su 2021 estará entre el Extreme E, el trial, el enduro y la participación en algún rally, aunque es en la disciplina en la que ya ostenta 13 títulos mundiales en la que más ilusiones ha puesto aprovechando su acuerdo con GasGas actual que debería durar para este año con opción a otro más.
Me queda energía y motivación para hacerlo bien en moto, pero no tengo muchas ganas de asumir más riesgos, que es el tipo de carrera de ahora: se ha convertido en un ‘a ver a quién tiene más narices de aguantar el gas’ y me cuesta. Ya llevo años, he visto muchas caídas y así tengo poco que hacer. Siendo así, me apetece más dar el paso a los coches. Si me preguntas en la etapa de Neom (día de la caída de Toby Price, gran amigo de Laia) diría que cambio al día siguiente. Viendo el tipo de etapas de este año, que han seguido siendo muy rápidas, cambiaría más pronto que tarde. Depende de si tienes un proyecto. Pero es un cambio que empiezo a pensar
Vía | La Vanguardia