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Las claves del Gran Premio de Austria de F1

Como si de un halcón se tratase, me gustaría volar alto y reflexionar un poco sobre lo más destacado que pasó ayer en el Gran Premio de Austria, siempre asumiendo que no soy más que un mero espectador, un aficionado a la Fórmula 1 al que le llaman la atención muchas cosas. Si no leíste la crónica de la carrera de nuestro compañero Eloy te recomiendo hacerlo antes de empezar; si la leíste, vamos allá. Sobre este artículo, ¡ojo, spoiler! Dejaré la objetividad en el congelador por un rato.

Valtteri Bottas da muestra de su calidad

No falló en la salida (una salida tan buena que casi fue considerada como un jump start) y puso tierra de por medio a un ritmo endiablado, vamos, lo que tenía que hacer en esa posición de privilegio. Cuando sus neumáticos empezaron a decir basta aguantó el tipo y el empuje de un Vettel que siempre parece tener la queja en la boca (volveré sobre él en breve). Creo que a Bottas solo le faltaba oler la sangre y comprender la enorme oportunidad que tiene de conseguir resultados con un coche que sigue estando en cabeza, y si consigue resistir la previsible guerra psicológica de Hamilton (que me puedo equivocar) estará en una posición inmejorable para intentar el asalto al título. «Quiero ganar aquí», decía en el previo de Movistar. Dicho y «hecho».

Sebastian Vettel es el más regular y sigue teniendo hambre

«Me faltaba una vuelta más»,o «creo que se ha saltado la salida». Parece que a Vettel no le llega con tener un buen coche (que lo tiene) y seguir teniendo unas manos privilegiadas para conducir y para rectificar (salvo cuando se le va la olla, por decirlo suavemente), pero se sigue quejando de todo hasta la náusea. Será que no confiaba en poder alcanzar a Bottas para tener que repetir varias veces lo de la salida, pero en realidad, ¿necesita quejarse? Tiene hoy 20 puntos de ventaja sobre Hamilton y 25 sobre Bottas, y lleva siendo el más regular toda la temporada de los que están en cabeza. Ayer hizo una gran carrera y sí, le faltó una vuelta, pero no es para tanto.

Tranquilidad en las salidas

Uno tiende a pensar que, ya que en F1 están los mejores pilotos del mundo, sabrán templar los nervios en la salida para no hacer carambolas innecesarias, pero no. Daniil Kvyat falla de nuevo una frenada en plena salida y corta por lo sano la carrera de dos pilotos con sus propias posibilidades, y que seguramente son los que llevan más abandonos esta temporada. Coincido con Eloy en que una sanción tan blanda (o al menos, igual que la de no hacer caso de una bandera azul) no es muy apropiada.

Para el caso de Verstappen, la situación es un drama si le sumamos el error clamoroso en la salida (fallo en el embrague, dijo él) y a que abandona casi en cada carrera. Es un gran piloto, no cabe la menor duda, pero su temporada es horrenda ya sea por exceso de fogosidad o por fallos mecánicos. Y en el caso de Fernando Alonso, pues no levanta cabeza. O su motor rompe, o se lo quitan de en medio o cualquier otra cosa que se nos ocurra, pero vamos, nada esotérico. Está en el peor lugar en el momento menos adecuado, igual que en el pasado estuvo en el mejor lugar y el momento adecuado. Nada que ver, en el fondo, con su ingente talento y manos.

Carlos Sainz

Tras todo el debate sobre si había metido la pata o no, sobre lo que dijeron en Red Bull (oh, cómo se atreven en Red Bull a decir que pagaron su carrera, o a mentar siquiera al gran Sainz senior), Carlos Sainz sufrió lo indecible en carrera hasta abandonar. El resultado es el que es, y aunque todos los pilotos rajan cuando abandonan, sus palabras precisamente este fin de semana me sonaron más amargas («Oh, menudo fin de semana glorioso»). Me faltan demasiados datos, pero a la vista de las publicaciones de declaraciones de unos y otros, y pensando en términos de contratos… Yo no sería tan lenguaraz. Y posiblemente le convendría formar un equipo de gestión personal más allá de su entorno habitual. Le convino a Hamilton, ¿no?

Si me pongo condescendiente, diré que tu carrera en la F1 depende de lo que hayas hecho ayer. El talento se sobreentiende, y los resultados pasados son pasado. Encadena una serie de catastróficas desdichas, aderézalas con un discurso combativo y pon en contra a quien firma tu contrato y veremos. Me gusta Carlos Sainz, pero ningún piloto tiene «derecho» a mejorar o a cambiar a una escudería mejor porque él lo considere (y vale para todos, desde Ericsson hasta Hamilton y, por supuesto, Alonso o Sainz).

La lluvia

La lluvia, con la que tanta barrila nos dieron durante el fin de semana, no apareció. Y a no aparecer ella nos quedamos sin ver qué podría haber sucedido en la carrera, en un circuito tan pequeño y con esos pianos traicioneros y camorristas que parten fondos planos de Fórmula 1. Mal, lluvia, te llevas el cero del fin de semana.

Williams vuelve a ser la escudería más errática

Pasaron de un podium en Bakú con el piloto más criticado del arranque del campeonato a una carrera discreta empezando por la clasificación del sábado (eliminados en Q1). Pudieron enmendar el error puntuando ambos pilotos (Massa por delante de Stroll), pero da cierta pena pensar en un equipo con tanto equipo (valga la redundancia) y con un motor Mercedes que consiga puntuar, cuando debían luchar siempre en torno al quinto, sexto o séptimo lugar, ¡como mínimo! Eso sí, como el podium de Stroll en Bakú me pareció una mezcla entre su habilidad para evitar problemas y la falta de acierto de otros tantos pilotos y no eché las campanas al vuelo, creo que su décimo puesto está bien: su objetivo en esta temporada es puntuar, nada más. Y ya lo hizo.

Movistar

Compartiendo mala nota con la lluvia, tanto el previo como el «post» de Movistar hace tiempo que están defenestrados. No hay por donde coger la sucesión de reportajes publicitarios (Red Bull nos lleva a patinar), comentarios de barra de bar («Señores, carrerón. Quien se la haya perdido, mal, mal») y una profundidad en los análisis tan escasa como sonrojante, si exceptuamos los momentos técnicos con Albert Fábrega y con Toni Cuquerella. Entrevistas a pie de pista llenas de preguntas y tono personales (o con un enfoque muy personal, al estilo de «Carlos, con lo bien que lo has hecho todo tú, te deja tirado el coche», o «una salida que más parece bowling que racing»), y cuando toca entrevistar a un jefe se pasa de puntillas con preguntas insulsas que, a veces, creo que ni entienden.

Afortunadamente, apago la tele siempre antes de llegar a esperpentos como el «Post de la Afición».

La foto del fin de semana

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