Fueron las 500 Millas de Indianápolis del debut de Fernando Alonso, de la demostración de que Oriol Servià tiene cuerda para rato, sin embargo, la 101 edición de la carrera de las carreras en Norteamérica fue mucho más que eso. Fue la ocasión perfecta para dar a conocer a miles de personas (al menos en nuestro país) de que hay vida más allá de la Fórmula 1 y evidenciar un hecho desconocido por muchos: que las carreras en ovalos pueden ser maravillosas.
También fue una verdadera demostración para los pilotos, especialmente aquellos que han visto cerradas frente a sus narices las puertas del Gran Circo. El año pasado fue Alexander Rossi, este año tuvimos el liderato de Max Chilton y finalmente la victoria de Takuma Sato, el que fue hace una década uno de los hombres franquicia de Bar-Honda junto a Jenson Button y el cual, consiguió este fin de semana no sólo ser el primer japonés en ganar la Indy 500, sino también el mayor logro de su carrera deportiva años después de abandonar la Fórmula 1 casi por la puerta de atrás.
Fueron muchos los que se alegraron de la victoria del piloto japonés este domingo, aunque hay que reconocer que no era el piloto de Andretti Autosport y Honda que a muchos les hubiera gustado que ganara. Aun así, nos dejó la que sin duda es la imagen del fin de semana gracias a los apasionados locutores de su país.