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‘Le Monstre’ compartió pista con el Cadillac DPi-V.R en una oda a la evolución del automóvil

El piloto norteamericano cumplió pasado martes una de sus experiencias más gratificantes dentro de su carrera deportiva. Carismático, un ídolo en redes sociales, Jordan Taylor echará mucho de menos a su hermano, Ricky, el cual forma ya parte del Acura Team Penske. Sin embargo, hace sólo unas horas pudo quitarse parte de esa nostalgia, sobre el asfalto de Daytona, pudo completar algunos kilómetros en lo que según Jordan es “la cosa más guay que he conducido en mi vida”.

No era para menos, el campeón del IMSA WeatherTech Sports Car Championship, se puso al volante del Cadillac Series 61 que compitió en 1950 dentro de las 24 Horas de Le Mans y que fue apodado cariñosamente como ‘Le Monstre’, mientras que a su lado su nuevo compañero, Renger van der Zande rodaba al volante del Cadillac DPi-V.R con el que el equipo Wayne Taylor Racing se ha coronado campeón de prototipos esta temporada.

Este monstruo de los circuitos fue construido por Briggs Cunningham, el cual se encargó el mismo de llevarlo a meta en la 11ª posición de dicha edición de la carrera francesa. Ahora, 67 años después, esta unidad está restaurada y es plenamente funcional, manteniendo piezas de la época salvo los cinturones, los cuales han sido actualizados en pos de aumentar la seguridad de todo aquel valiente afortunado que puede ponerse a su volante.

Su peso supera sobradamente los 1.600 kilógramos y su imagen representa lo que verdaderamente es, ‘un barco’ perezoso con una caja de cambios rudimentaria, frenos de tambor, carburador y una dirección a la que debía darse un cuarto de vuelta antes de que las ruedas empezasen a girar. Su velocidad punta, algo menos de 225 km/h ya dejaba a más de uno sin palabras al verlo surcar la recta de Mulssane con las capacidades tecnológicas de esa era y su espectacular V8 de 6,2 Litros y 600 CV bajo el capó.

En esta ocasión, verlo rodar codo con codo con uno de los nuevo DPi da una buena referencia de cómo ha evolucionado el automovilismo en medio siglo de vida. Su majestuosidad tiene poco que ver con la imagen de ‘Le Monstre, el cual renunció a la estética para tener un coeficiente de rozamiento aerodinámico muy reducido, ruedas carenadas incluidas que simulan que el Cadillac Series 61 flota sobre el asfalto.

Fotos | Richard Prince (Wayne Taylor Racing)

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Iván Fernández

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