Lo que hace unos años atrás parecía muy complicado, resulta que desde la confirmación de su traslado a Ferrari a partir del año que viene, Lewis Hamilton jamás imaginó que, tras doce años como piloto estelar de la escudería Mercedes, sus últimas carreras junto al equipo serían una pesadilla en todos los aspectos. Tras sus victorias en Silverstone y en Spa, vía reglamento, en las cuales puso fin a una sequía de dos años sin subir a lo más alto del podio, creyó que culminaría este ciclo de la mejor manera, para honrar así sus seis títulos, 84 triunfos, 78 poles y otros tantos récords que consiguió con la estructura alemana, sin embargo, en Interlagos admitió que lo único que desea es que la temporada finalice lo antes posible.
Entiende que los ingenieros de Mercedes no le concederán un trato igualitario con respecto a George Russell debido a que se irá a un equipo rival, pero es que no dispone de un material que al menos pueda entender. Su W15 se comporta muy mal desde las actualizaciones que le instalaron en Estados Unidos. Tal mal se siente dentro de su monoplaza que ni siquiera pudo aprovechar las condiciones que se presentaron en el Gran Premio de Brasil para estar más arriba que un sufrido décimo lugar. Según sus declaraciones tras la carrera, esta versión del Mercedes W15 es el peor coche que ha pilotado en su trayectoria profesional, lo que concede una idea del nivel de frustración que arrastra el inglés.
Lo que a Hamilton le parece absurdo es que desde Spa no haya podido estar cerca de un podio, aunque a estas alturas de la temporada, cuando no tiene nada por qué luchar, prefiere fijar su atención en otros asuntos en lugar de detenerse a explicar las razones por las cuales no le interesa rivalizar con George Russell. Su único objetivo desde hace rato es no verse involucrado en accidentes y si acaso se presenta la ocasión de luchar por los puntos, aprovecharla. Lamenta que la relación con Mercedes llegue a su final de esta manera tan traumática, pero es lo que hay, prefiere entonces disfrutar de momentos inolvidables como realizar una exhibición al volante del McLaren MP4/5B que pilotó Ayrton Senna en la temporada de 1990, ante el público que estuvo presente en el circuito de Interlagos.
En palabras de Lewis Hamilton:
Ayer fue terrible, hoy fue terrible, la clasificación fue mala, la carrera sprint fue mala. El coche ha estado mal todo el fin de semana. No puedo esperar, esto debe acabar pronto. Acabo de poner mi atención en otra cosa. No estoy luchando por el campeonato, realmente no importa dónde esté en el campeonato. No me importa si termino por delante de George [Russell] o detrás, no es gran diferencia para mí.
Vía Motorsportweek