Habrá quien achaque el doblete de Mercedes en el Circuit de Barcelona-Catalunya a los cambios en los neumáticos Pirelli para los GGPP de España, Francia y Gran Bretaña después de que tanto los coches alemanes como Red Bull dieran quebraderos de cabeza al fabricante italiano en pretemporada. No seré yo quien lo niegue, para ello habrá que esperar a esas dos otras carreras afectadas por el cambio. Pero sí tengo clara una cosa, Lewis Hamilton ha despertado.
El británico pese a liderar el Mundial de Fórmula 1 gracias a su inesperado triunfo en Azerbaiyán no había dado buenas sensaciones en este inicio de temporada. Estaba como ausente. Incluso no es nada descabellado decir que Valtteri Bottas había estado bastante más consistente y sólo la mala fortuna (y un poco de falta de instinto asesino de Sakhir) habían evitado que el finlandés estuviera al frente del campeonato. Mas la exhibición del domingo invita a pensar que difícilmente encontraremos quien le tosa a Hamilton a poco que la fiabilidad le respete.
Al británico apenas se le vio en la salida y con la caída de la bandera a cuadros. Dio un recital. Y gracias también a la enorme disparidad de rendimiento en la actual parrilla de la Fórmula 1 dobló a todos menos a cuatro, llegando a puntuar coches a dos vueltas del vencedor. Diferencias de otra época. ¿Por qué le doy tanto mérito a Hamilton? Porque tanto Mercedes como Bottas, que aguantó el tirón en clasificación, estuvieron bastante más terrenales.
El finlandés vio cómo Sebastian Vettel le arrebataba la segunda posición en la salida. Y a pesar de que vio el cielo abierto cuando Ferrari optó por adelantarse y llamar primero a su jefe de filas a boxes (una parada mal programada, dado que salió en tráfico), Mercedes falló y con una mala parada permitió que Vettel recuperara la posición, arriesgando en su maniobra de adelantamiento a Kevin Magnussen justo cuando Bottas se reincorporaba a pista. Sin embargo la Virtual Safety Car provocado por el abandono de Esteban Ocon invitó a Ferrari a realizar una segunda parada.
No sólo la Scuderia cedió así el segundo puesto, sino que de nuevo calculando mal las diferencias con el resto perdió también posición con Max Verstappen, a quien Vettel no pudo adelantar. El alemán justificó esta segunda parada por la degradación de sus neumáticos traseros y es cierto que ir a dos paradas fue en todo momento una posibilidad, ¿pero de verdad hubiera quedado cuarto manteniéndose en pista con esa degradación? Esas declaraciones postcarrera suenan más a un intento de Vettel de seguir haciendo equipo y que no se empiece a señalar con el dedo al muro de Ferrari.
Un golpe, no sé si definirlo como de suerte, a punto estuvo de arreglar ese probable error estratégico de Ferrari. Cuando se levantó el Virtual Safety Car vimos a Max Verstappen calcular mal y a Lance Stroll quedarse dormido, impactando así el neerlandés contra la trasera del Williams y perdiendo uno de los endplates de su alerón delantero… lo cual no afectó demasiado al rendimiento del RB14. Verstappen alcanzó así un inesperado podio, si bien hay que reconocerle por enésima vez a Red Bull la voluntad de intentar algo distinto: los de Milton Keynes retrasaron al máximo sus paradas, convencidos desde el minuto uno de que irían a una sola. Y resultó. Tercer puesto para Verstappen y quinto para Ricciardo, extremadamente discreto pero que aprovechó el abandono de Kimi Räikkönen.
Por detrás la carrera quedó definida por el monumental error de Romain Grosjean, que aún sigue con cero puntos en su casillero al volante del Haas. El francés no sólo se fue largo en el curvón durante la primera vuelta, un error hasta comprensible ante la escasa adherencia por falta de goma (el mismo Fernando Alonso llevaba el mismo camino), sino que no levantó el pie del acelerador, forzó el trompo y puso en peligro a media parrilla. No es una simple equivocación, es una acción muy grave que acabó además con las carreras de Nico Hülkenberg y Pierre Gasly.
Al menos su compañero Kevin Magnussen sí cumplió con el plan previsto y se llevó la sexta posición, mientras que tras él a Carlos Sainz y Fernando Alonso les tocó pelearse con los Sauber. En el caso del madrileño de forma algo artificial, pues sólo se encontró con Marcus Ericsson al quedar el sueco en pista durante la ventana de paradas pero sin poder superarle con facilidad ante la alta punta de velocidad del Sauber-Ferrari. Pero el asturiano debió emplearse a fondo ante un Charles Leclerc de nuevo en estado de gracia y a quien sólo pudo superar aprovechando el fin del Virtual Safety Car, si bien el monegasco acabó décimo al ser superado también por Sergio Pérez. En todo caso buenas séptima y octava posición para los pilotos de casa en una carrera que se les pudo complicar mucho más en la salida.
Por último en lo estrictamente deportivo es inevitable hacer mención una vez más al papelón de Williams, por mucho que Lance Stroll se quedara a las puertas de los puntos tras seis abandonos en carrera. Sergey Sirotkin no lo hizo mucho mejor y tras pasar por boxes a las primeras de cambio tras el lío formado por Romain Grosjean, también quedó expuesto ante las cámaras al protagonizar un inexplicable trompo cuando acabó el periodo de Virtual Safety Car.
Sí me gustaría señalar en lo extradeportivo que la aburrida carrera y el pobre aspecto de las gradas del Circuit este fin de semana no ayudan de cara a encauzar las negociaciones para una renovación del Gran Premio más allá de 2019. A ello se suman fallos de organización y robos en los aparcamientos durante el fin de semana. En Diariomotor Competición he defendido hasta qué punto es idóneo organizar la pretemporada en Montmeló o cómo es absurdo plantear sedes alternativas al GP de España, así que por favor nadie se piense que tengo una fijación particular con Montmeló. Además está claro que para Liberty Media un circuito junto a Barcelona es un caramelito. Pero con carreras sosas, asistencias a la baja, precios altos, aficionados descontentos y un canon abusivo hay muchas razones para pensar que quizá no sea rentable mantener el Gran Premio a medio plazo.
Foto | Daimler