Ya sabíamos que la edición de 2019 de la Subida Internacional a Pikes Peak iba a tener una gran ausencia. Los autores del récord absoluto de la icónica carrera estadounidense, Romain Dumas y el I.D. R Pikes Peak de Volkswagen Motorsport, intentarán asaltar el Infierno Verde, sin embargo, dejarán un gran hueco en Colorado Springs. Será difícil que un eléctrico defienda su trono el próximo mes de junio, sin embargo, la armada térmica se ha reforzado con un invitado poco esperado y muy especial.
Además de un nuevo intento por parte del talentoso piloto italiano, Simone Faggioli (8:37.230), la prueba norteamericana contará además con una segunda barqueta Norma de Fabien Bouduban, Greg Tracy con el Palatov (único competidor que ha bajado de los 10 minutos tanto en coches como en motos) el regreso de Travis Pastrana con un Porsche 718 Cayman GT4 Clubsport (junto a él el novato, Blake “Bilko” Williams) y con otro gran aliciente. La familia Doran regresa a la carrera para terminar los negocios que quedaron inacabados en 2013. Lo harán acompañados en este caso por su espectacular Ford RS200 y con Liam en sustitución de su padre.
Será el debut para el piloto del Mundial de RallyCross en lo que es su regreso definitivo a la competición después de terminar la temporada 2018 con el equipo GCK y de fichar este año por una estructura nueva apoyada por Monster Energy y con Andreas Bakkerud como compañero. Si la historia de la “British Bomb” es merecedora de un libro, no lo es menos su montura, con un RS200 de 1987 que llegó a la familia en 1996 después de que Julian Godfrey (lo recordaréis del vídeo del Ford Escort RS Cosworth de Ken Block) lo construyera y Dieter Knüttel lo pilotara en pruebas de montaña en Alemania antes de pasar a manos de los británicos.
Aunque seguramente haya novedades respecto a la versión que utilizó Pat Doran en el PPIHC 2013, la versión que pilotó Liam en el Festival de Goodwood en 2018 con tan mal recuerdo ya contaba con algunas mejoras técnicas destacables en esta especia de Lego en el que podemos encontrar un frontal al estilo DTM, frenos y alerón trasero proveniente de la Fórmula 1 (según Doran la sección central del spoiler es de un Renault F1), así como un motor Cosworth BTDE de 2.4 litros y sobrealimentado con un turbocompresor Garret. En total son más de 925 CV para 950 kg de peso, ayudados por la utilización de Óxido Nitroso que lo catapulta en el 0 a 100 km/h por debajo de los dos segundos.
Curiosamente el Nitroso no solo se usa como una forma de compensar la pérdida de potencia debido a la falta de oxigeno en las cotas más altas, sino que también se emplea como una forma de mantener el turbo girando a muchas revoluciones para reducir el retardo. Según Liam en una entrevista publicada hace años en “Fast Ford”, esto permitía que los frenos fueran menos castigados al rodar a menos temperatura ya que no se debía emplear tanto la técnica de frenar con el pie izquierdo para mantener la turbina en un rango óptimo.
Poco queda de original en este Ford RS200 Evo. Apenas la sección central del chasis no ha sido modificada, con un trabajo impresionante por Forge Motosport que lo sigue considerando como una de sus obras de arte. Una de las ideas originales por parte de Pat Doran fue precisamente la de crear un coche para Pikes Peak que se basara en el Ford Focus WRC o en el Ford Fiesta Supercar, sin embargo, la idea de afrontar la Carrera hacia las nubes en un RS200 similar al que utilizó en rallycross fue demasiado tentador.
Los resultados en las dos participaciones de Pat Doran con el Ford RS200 no fueron todo lo buenas que se esperaban. En 2012 el intento terminó con la caja de cambios rompiéndose, lo que le dejó sin poder participar en la subida del domingo, mientras que en 2013 tuvo un fuerte accidente que terminó con el Ford RS200 contra los árboles. Tras reparar, pudieron finalmente competir, sin embargo, el crono fue de 10 minutos y 14 segundos, lejos del reto de bajar de los diez minutos (el diabólico Ford RS200 de Mark Rennison y MDV Engineering consiguió en 2013 un tiempo de 9:46) que se había planteado en la segunda edición con la subida completamente asfaltada, la misma en la que Sébastien Loeb establecería el que fue durante cinco años el récord absoluto.
Foto | Scott Paine/Forge Motorsport