Desde que Helmut Marko observó a Liam Lawson en acción, en el 2019, en la Toyota Racing Series de Nueva Zelanda, de inmediato firmó al piloto de 17 años y se lo llevó al Red Bull Junior Team. Para entonces, Jüri Vips, quien había sido contratado en 2018, se proyectaba como el mejor de los aspirantes a llegar a la Fórmula 1 en los próximos años. Se pudiese pensar que una imprudencia de Vips lo dejó fuera del programa en el 2022, cuando tenía una superlicencia a su alcance y estaba en camino de la promoción, pero su sentencia estaba en camino cuando se advirtió que, con mayor experiencia y compartiendo el mismo equipo en la Fórmula 2, no pudo marcar una mayor diferencia a 12 puntos con respecto a un Liam Lawson que debutaba en el campeonato. Fueron dos años de preparación invertidos en Vips que se desintegraron, sin embargo, sirvieron para encontrar algo en aquel novato neozelandés cuyo paso por la Fórmula 3 no fue deslumbrante.
Ciertamente, Red Bull Racing tiene en Max Verstappen al más brillante piloto de su generación, pero también se debe tomar en cuenta que está a las puertas de la paternidad y sus prioridades seguramente cambiarán muy pronto, inclusive ha dejado la puerta abierta a dejar de competir antes de culminar su actual contrato, además, los movimientos internos en el equipo, entre ellos la partida de Adrian Newey, requieren de un revulsivo urgente de cara a la temporada 2026, de allí que no se podía postergar más el ascenso de Lawson. Es todo o nada. El neozelandés no es el próximo Verstappen, el campeón holandés tiene un talento innato que le llevó a saltar del karting a la Fórmula 1 en apenas un año, lo que es muy improbable que vuelva a suceder. Sin embargo, Lawson se presenta como lo mejor que ha promovido el programa Red Bull en los últimos años porque es el resultado de un proceso metodológico aplicado para conceder disciplina y determinación afrontando la adversidad.
Y es que el camino de Lawson hacia la Fórmula 1 estuvo repleto de decepciones, tropiezos y amargas vivencias en medio de incertidumbres e insatisfacciones que arrastraba de un lugar a otro. Nunca se le presentó la comodidad de un futuro asegurado, ni ausencias de desafíos. Esperaban que se rindiera tras dejarlo a un lado luego de demostrar que podía ser un ganador en la Fórmula 2, el DTM y la Súper Fórmula, inclusive en la Fórmula 1 tras reemplazar a Daniel Ricciardo de manera provisional en la temporada de 2023 y lograr sus primeros puntos en el Gran Premio de Singapur. No obstante, no pudo ser campeón en ninguna de esas categorías, previo a su llegada a AlphaTauri, y el hambre de gloria es lo que desea desatar Helmut Marko, quien busca a un piloto con fuego en los ojos, alguien que conozca la motivación que se enciende a partir de las decepciones y los sueños rotos.
Ciertamente, los antecedentes de los compañeros de Max Verstappen pudieran indicar que Lawson estaría en camino de sucumbir ante la presión y la exigencia de permanecer cerca del campeón en todo momento, pero justamente eso era lo que buscaba el neozelandés, la oportunidad de poder demostrar quién es, lo que anhela y lo que puede lograr. Lo arriesga todo y está consciente de ello, entiende que no será fácil el desafío, pero se ha sumergido varias veces en las aguas del desasosiego y ha sobrevivido, así que tal situación le es natural. Ya se le observó luchando en pista contra Lewis Hamilton, Fernando Alonso y Sergio Pérez, creyó en sus habilidades y aprobó la evaluación frente a rivales más curtidos. Ahora el destino le indica que es su turno de entrar en escena y demostrar porqué es la nueva imagen del imperio Red Bull.
Lawson representa a todo competidor que observa a sus rivales ganar y vuelve por más, al que se le ha negado en varias ocasiones su ascenso aunque haya cumplido la tarea encomendada, a quien señalan como perdedor por no tener un pasado brillante, al que subestiman por carecer de títulos, a los que no se sienten predestinados ni fueron los mejores de su clase. Llegó a su destino por la vía más prolongada y hostil, la que muy pocos desean transitar. Se levantará una y otra vez del asfalto para observar a quienes le reprueban y condenan. Está listo.