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Llegó el día: Carlos Sainz y Lucas Cruz preparados para ser eternos

Nadie nos hubiera dicho hace una semana que estaríamos ante una jornada así. El Dakar 2018 llegaba a su jornada de descanso en La Paz, Capital de Bolivia, con Carlos Sainz y Lucas Cruz a más de media hora de Stéphane Peterhansel y Jean-Paul Cottret. En esos momentos, Peugeot Sport ya había perdido a dos de sus pilotos, aunque en el caso de Cyril Despres, pudo seguir en carrera realizando una labor muy importante para la estructura de Bruno Famin en forma de asistencia rápida.

Siete días han pasado desde que muchos nos preguntáramos si la carrera ya estaba decidida, si con las Toyota a más de una hora y con un brillante doblete, Peugeot Sport ejecutaría órdenes de equipo para completar el trabajo de un lustro con un hat-trick indiscutible más allá de la polémica acerca del desequilibrio reglamentario entre 4×4 y buggies. No hizo falta que Famin se sentara frente a sus pilotos con una moneda de 10 francos para que la diosa fortuna tomara la decisión, la propia carrera eligió quién quería que fuera su vencedor… ayudada por la irresponsable actuación de Kees Koolen.

Con la corta etapa de hoy se cierran dos semanas impecables por parte de la pareja española, sin errores de bulto, sin perder los nervios y adaptándose continuamente a las circunstancias que marcaba la carrera en cada momento. Puede parecer que Sainz y Cruz han tenido dos semanas tranquilas y sin grandes complicaciones, pero por el camino han sido muchas las trampas y pruebas que la 40ª edición del Rally Dakar les ha puesto por el camino. Ellos también se quedaron enganchados en la etapa en que Loeb abandonó, el semivuelco que pudo ser más si no es por la desinteresada ayuda de cuatro motoristas, la polémica penalización, y los problemas en la caja de cambios del jueves… Sin duda unos buenos ejemplos de la “buena suerte” de Carlos Sainz.

Carlos Sainz y Lucas Cruz ya son leyendas del Rally Dakar, hoy, si no ocurre nada extraño, se convertirán también en eternos por mérito propio.

Hoy, 20 de enero de 2018 es el momento de cerrar un ciclo, de despedirse de Peugeot una vez más, de decir adiós (esperemos que provisionalmente) a esa maravilla técnica en la que se ha convertido el Peugeot 3008 DKR Maxi, sin lugar a dudas, el mejor buggy que veremos competir en rally-raids, y también es la oportunidad perfecta de poner el broche de oro a la 40ª edición del Rally Dakar y la 10ª sobre suelo sudamericano, año en el que muchos han quedado prendidos de nuevo por el embrujo de esta carrera.

Pero sin duda, los que se merecen una ovación cerrada son Carlos Sainz y Lucas Cruz por su trabajo incansable durante los últimos años con el fin de volver a subirse al podio final de la prueba y ofrecer al cielo de las calles de Córdoba su segundo tuareg. Para el piloto madrileño no será nada nuevo. Sus calles, sus habitantes y sus incondicionales amantes de los fierros todavía recuerdan las victorias del “gallego” en el Mundial de Rallyes. Allí logró su último triunfo como uno de los pilotos del WRC, su última rubrica en el campeonato que le encumbró.

En apenas dos horas, los coches saldrán a retumbar en el bucle de 120 km que se ha preparado en las pistas montañosas de la provincia de Córdoba. Sólo 120 minutos para volver a ver a un piloto y un copiloto español escribir las últimas líneas de una victoria histórica. El Dakar es caprichoso, inmisericorde y en ocasiones injusto, hoy, Carlos Sainz y Lucas Cruz están un poco más cerca de recibir el fruto de todo el trabajo, esfuerzo, talento, sangre, sudor y lágrimas que han invertido en esta carrera. Ya son leyendas, hoy se convertirán en eternos.

Fotos | Peugeot Sport y BFGoodrich

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Iván Fernández

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