Un atípico Gran Premio debido al paso del tifón Hagibis por Japón dio como resultado una atípica carrera, pero ello no alteró el curso natural de la temporada 2019 del Mundial de Fórmula 1: Mercedes es ya campeona del mundo por sexta vez consecutiva gracias al triunfo de Valtteri Bottas y a cómo Ferrari se vino abajo en apenas unos metros, desaprovechando la primera fila conquistada en la sesión de clasificación disputada horas antes.
Sin goma en pista y con rachas de viento que ya habían causado problemas en clasificación, se esperaba una carrera interesante a pesar de que no quedaba ni rastro de la lluvia que cayó el día anterior. Pero Ferrari se empeñó en que no hubiera lucha entre sus pilotos y los de Mercedes. Sebastian Vettel cometió un error infantil al saltarse ligeramente la salida, que le castigó más por desconcentración pero por una penalización que nunca llegó. Y Leclerc no estuvo ahí para aprovecharlo. No sólo la arrancada de Valtteri Bottas fue mejor que la de los dos Ferrari sino que encima el monegasco volvió a enzarzarse con Verstappen. Posiblemente tenía la posición ganada, probablemente no era necesaria una sanción postcarrera como finalmente cayó, pero si quiere ser campeón un día Leclerc debe aprender cuanto antes a enterrar este pique con el neerlandés.
La falta de madurez de Leclerc quedó patente también con su reacción al maltrecho alerón delantero que arrastraba. Pese a que su equipo le instó a regresar a boxes lo antes posible, él aseguró que el coche se comportaba en condiciones y ello provocó que los restos de fibra de carbono impactaran contra el Mercedes de Lewis Hamilton camino de 130R. Una situación también forzada por lo mucho que cuesta en estos tiempos ver una bandera negra y naranja… A partir de ahí su carrera se convirtió en una progresiva remontada, minimizada de todos modos por las sanciones postcarrera, dejándole séptimo.
Con Leclerc fuera de la ecuación y Vettel entre los Mercedes, todo se tornó aún más difícil para Ferrari, sobre quien pesaban dudas en cuanto a la gestión de los neumáticos. Y aunque el alemán se mantuvo toda la carrera relativamente cerca de Bottas, jamás estuvo en disposición real de luchar por el triunfo, siendo su mayor preocupación controlar que Lewis Hamilton no le adelantara en los compases finales con un compuesto más blando. En todo caso el resultado sellaba la corona de constructores para Mercedes y aseguraba que el título de pilotos se quedara también en casa.
En ausencia de Max Verstappen, que no tardó en retirarse tras comprobar que su Red Bull carecía de ritmo por el toque con Leclerc, Alexander Albon logró mantener alto el pabellón de Red Bull en casa de Honda, finalizando cuarto. No tiene actuaciones brillantes, de hecho no superó por tanto a Carlos Sainz, pero cumple con su rol y en Suzuka se permitió el lujo de empatar con su compañero de equipo en clasificación, a quien supera en puntos desde su aterrizaje en sustitución de Pierre Gasly. Su cuarto puesto iguala además los mejores resultados del Príncipe Bira en los años cincuenta.
Igualmente cumplió Carlos Sainz, aprovechando una gran forma de McLaren en clasificación y saliendo indemne del duelo que planteó a Lewis Hamilton en los primeros metros de carrera. Rodó cuarto por delante de Albon hasta las paradas y aguantó la remontada de Leclerc, por mucho que la sanciones postcarrera retrasaran al de Ferrari. Pero sobre todo se mostró un escalón por encima de sus teóricos rivales directos, entre los cuales empieza a desatarse una guerra a machetazos.
Daniel Ricciardo sorprendió tras fallar en clasificación con un ritmo espectacular al volante de su Renault, pero tras el GP de Japón se habla de todo menos de ello. La casa francesa, ya en dificultades durante la segunda mitad de la temporada, se enfrenta a la acusación de Racing Point de haber empleado un sistema de reparto de frenada predeterminado antes de la carrera. Y en un contexto político difícil, con Abiteboul cuestionado, falta de liderazgo en la Régie tras la caída en desgracia de Carlos Ghosn y la marcha de McLaren como cliente en 2021, este puede ser el último clavo en el ataúd.
El australiano en teoría fue sexto, a la espera de lo que determine la FIA en los próximos días. Pero no es la única posición polémica en la zona de puntos, pues Sergio Pérez quedó clasificado noveno pese a su accidente al haberse mostrado la bandera a cuadros antes de tiempo. El mexicano no escatimó en críticas hacia Pierre Gasly, octavo, por el incidente. No está menos calentita la cosa en Williams, donde la relación con Robert Kubica va a peor tras el affaire del nuevo alerón este fin de semana y el accidente del polaco en clasificación. En definitiva, el Gran Premio de Japón no fue una gran carrera pero brinda a la Fórmula 1 un enorme número de historias que habrá que seguir con atención en los próximos días. Y es que este campeonato siempre fue más allá de lo estrictamente deportivo…
Foto | Daimler