Ayer Sébastien Loeb no fue el único que pudo quedarse sin opciones de ganar el Dakar. Después de confirmarse el abandono del alsaciano por problemas físicos de su copiloto, Daniel Elena, también se pudo saber que la pérdida de tiempo sufrida por Carlos Sainz pudo haber sido mayor de lo que finalmente reflejaron los tiempos al final de la etapa. El madrileño cedió más de 18 minutos después de perder en los primeros 50 kilómetros algo más de 9 minutos respecto a la referencia y líder de la carrera, Stéphane Peterhansel.
Tal y como confirmo Sainz a su llegada al vivac, la caja de arena blanda que había preparado la organización en las dunas de Tanaka, pudo haber supuesto el adiós a gran parte de las opciones del bicampeón del WRC y su copiloto, Lucas Cruz. El Peugeot 3008 DKR Maxi de los españoles se quedó atascado en una primera ocasión, muy cerca de dónde también lo hizo Sébastien Loeb y por donde pasó un Stéphane Peterhansel que después reconocería que habían sido las dunas más difíciles que se ha encontrado en su larga trayectoria deportiva. Monsieur Dakar dijo que era imposible prestar ayuda a sus dos compañeros de equipo con la arena tan blanda, por lo que se dedicó a navegar en ese desierto en el que sólo se veían olas de colores amarillentos.
A este primer susto de Carlos Sainz, hay que sumar un segundo que pudo ser incluso fatal para su continuidad en la carrera. En una zona muy lenta, el 3008 DKR con el dorsal #303 se enganchaba y quedaba recostado sobre uno de los laterales, concretamente sobre la puerta de Sainz. Era una zona muy complicada, sin área habilitada para espectadores y por la que afortunadamente pasaron cuatro motoristas que ayudaron a Sainz a poner el coche de nuevo sobre las cuatro ruedas y seguir en carrera. Este gesto desinteresado, propio de la camaradería que se vive en el Dakar, ha permitido que estemos hablando de lo que puede ser un gran mano a mano entre Peterhansel y Sainz por la victoria en el Dakar 2018. Poco más de media hora los separa y queda más de una semana de carrera…
Íbamos rodando muy, muy despacio por un cauce de un río seco. Hemos semi-volcado quedando el coche apoyado sobre mi lado, teniendo que esperar a que llegasen cuatro participantes en moto para podernos sacar. Desde aquí quiero agradecerles mucho el gesto que han tenido deteniéndose para ayudarnos para poner el coche en pie.