Cuando MINI presentó su buggy para el Dakar 2018 no faltó quien al ver los curiosos faros frontales se acordó inmediatamente del Renault 4L. A fin de cuentas no sólo hay un vínculo estético, sino que además el simpático coche francés está intrínsecamente ligado a la historia del Dakar gracias a la proeza de los hermanos Claude y Bernard Marreau. En vísperas del inicio de la edición 2018 France Télévision se fue a buscarlos a Normandía, donde conservan su viejo bólido restaurado.
Su 4L 4×4, un auténtico Frankenstein de origen Sinpar y con escape en el techo, disputó tres Dakares. Dos con los hermanos a bordo y uno más con otro piloto al volante. Los resultados fueron dificilmente mejorables, pues pasaron de las risas en la primera salida de París a acabar quintos en esa edición inaugural (segundos en coches, pues había una única clasificación para todos los vehículos) y terceros entre los coches de la edición 1980. Entre risas aún recuerdan cómo nadie quería dormir a su lado por el ruido que hacían con sus reparaciones nocturnas…
35 ans après, @gael_robic a retrouvé les frères Marreau, pilotes amateurs qui avaient fait le Paris-Dakar de 1982 au volant… d’une 4L ! pic.twitter.com/ybfBhUzfUK
— Tout Le Sport (@toutlesport) December 5, 2017
Los Marreau terminaron ganando el Dakar en 1982 al volante de otro coche único, su R20 Turbo 4×4, brindándonos además unas impagables grabaciones onboard repetidas hasta la saciedad por televisión hasta nuestros días. Aunque siguieron corriendo durante una década jamás volvieron a ser tan competitivos. A fin de cuentas su bagaje previo a la creación del Dakar por parte de Thierry Sabine era como el del fundador, más aventurero que deportivo. Un caracter que poco a poco fue desapareciendo de los primeros puestos.