Toyota GAZOO Racing dominó, Fernando Alonso acaparó la atención y la emoción nos la pusieron especialmente los GTE, con batallas entre competidores de la misma clase, como la lucha por el podio que mantenían Davide Rigon y Lietz en GTE Pro que terminaría llevándose magistralmente el de Ferrari con un adelantamiento en la chicane de entrada a meta antes de comenzar la que sería la última vuelta. El adelantamiento a los doblados del 488 GTE Evo #71 por la tierra se tornó en vital para poder conseguir un podio que no hubiera sido posible de no ser por el fortísimo accidente sufrido por el segundo de los Ford GT en el mismo punto en el que Pietro Fittipaldi se iría el viernes contra el muro.
También fuimos testigos de lo mucho que tienen por mejorar por el momento los Aston Martin Vantage y BMW M8 GTE antes de pelearles los triunfos a Ford, la cual vuelve a partir como clara favorita en este inicio de temporada del WEC después de un Balance of Performance que de nuevo parece haber beneficiado más a los modelos veteranos que a los recién llegados. En La Sarthe, tanto BMW Motorsport como Aston Martin/Prodrive deberán jugar la baza de la fiabilidad ya que en términos de prestaciones parecen estar lejos.
Sin duda, la imagen que debería copar mañana las secciones deportivas de los medios generalistas debería ser precisamente la de Nakajima y Buemi esperando impacientes la llegada del TS050 HYBRID LMP1 pilotado por Alonso, el cual entraba por el final del pit lane como ya es tradicional en la pista belga. Atrás quedaba la tensión de seis horas, de una carrera que parecía torcerse por momentos y que terminaba con un emotivo abrazo entre los tres compañeros del coche #8.