De la maravillosa banda sonora de Rush, obra de Hans Zimmer, hay un título que para mí sobresale. Y es el que he escogido para titular la crónica extensa o reflexiva del Gran Premio de Estados Unidos 2018. Porque en el Circuito de las Américas todos ganaron y perdieron un poquito. Ferrari logró una victoria pírrica, más valiosa como despedida del equipo de Kimi Räikkönen que de cara al campeonato. Y Lewis Hamilton estará sin duda decepcionado por no poder celebrar el título en Austin pero dio un pasito más hacia su quinta corona.
Los entrenamientos libres del viernes pasados por agua y un nuevo jugueteo de Pirelli y la FIA con las presiones apenas unas horas antes de la salida abrieron la posibilidad de que en Austin se corriera a dos paradas y ello permitió que viéramos una carrera bastante abierta. Lewis Hamilton no pudo cerrar la puerta a Kimi Räikkönen en una primera curva donde tenía poco que ganar y ello permitió al de Ferrari colocarse al frente. Tras ellos se desataba el caos.
Primero en la zona de las enlazadas veíamos a Lance Stroll protagonizar un grosero error de cálculo que acababa con la carrera de Fernando Alonso. Poco más tarde, en recta de contrameta era Romain Grosjean quien la liaba y terminaba con las opciones de Charles Leclerc. Y la traca final fue ver a Sebastian Vettel pasarse de frenada cuando ya había superado a Daniel Ricciardo, dando la oportunidad al australiano de recuperar posición y tocándose con éste. El trompo fue la puntilla a una temporada errática del alemán.
¿Tenía que recuperar como fuera esos tres puestos de sanción tan discutidos y discutibles? Posiblemente, pero el error posiblemente haga más daño a su imagen en Maranello que el hecho de que Lewis Hamilton hubiera cantado un alirón que todos esperábamos. Sin embargo este escenario no se terminó dando. El abandono de Daniel Ricciardo forzó un periodo de Safety Car Virtual, algo que siempre permite jugar a nivel estratégico. Y fue Mercedes quien apostó por jugar a lo contrario que hiciera Kimi Räikkönen, adelantando pues la parada de Lewis Hamilton a la vuelta 11.
Parecía una jugada maestra, pues se encontraban con ventaja de neumáticos y a menos de una parada de distancia del finlandés. Pero el graining y los problemas en las ruedas traseras de Mercedes dieron una oportunidad a Ferrari. Posiblemente el muro del equipo alemán tampoco gestionó adecuadamente el momento de la segunda parada de Hamilton, ya en plena caída libre de rendimiento: unas vueltas antes, con más margen, o esperando ya a haber entorpecido y degradado las gomas de Räikkönen quizá hubieran permitido otro desenlace.
Así, pese a que Valtteri Bottas puso la alfombra siempre que el equipo lo pidió, Hamilton se encontró no sólo detrás de Kimi Räikkönen sino también tras la estela de Max Verstappen, autor de una impecable remontada. El neerlandés prácticamente en ningún momento llegó a estar a tiro de DRS de Räikkönen, pero los rebufos y las turbulencias complicaron la vida a Hamilton, que falló en el único ataque, a tres vueltas del final. Ese encontronazo entre Verstappen y Hamilton, sin consecuencias reales en la clasificación, dio aire a Kimi, vencedor por primera vez desde 2013.
Sebastian Vettel logró por su parte adelantar a Valtteri Bottas sobre la bocina, alcanzando un cuarto puesto que deja en la séptima posición el resultado necesario por parte de Lewis Hamilton en México para alzarse con su quinto título de campeón del mundo. Tras los tres equipos intocables Renault protagonizó una carrera brillante que les permite destacarse en la pelea por el cuarto puesto en Constructores. Nico Hülkenberg y Carlos Sainz Jr. exhibieron un ritmo muy parecido, separándolos una sanción de cinco segundos al madrileño por obtener ventaja al irse a la escapatoria en la salida.
La zona de puntos quedó definida mediante sanciones, pues tanto Esteban Ocon como Kevin Magnussen fueron excluidos tras la carrera por irregularidades en el consumo de carburante de sus monoplazas. Así, Sergio Pérez se alzó con la octava posición por delante de dos hombres poco habituales en los puntos: Brendon Hartley y Marcus Ericsson.
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