Al parecer, el equipo británico Carlin, propiedad de Trevor Carlin y de Grahame Chilton, ha comprado un nuevo chasis Dallara DW12 en la fábrica italiana con miras a inscribirse en la próxima temporada de la IndyCar. Mucho se había especulado acerca de la posibilidad de que Carlin ascendiera de la Indy Lights a la IndyCar en 2017, adquiriendo los activos del desaparecido equipo KV Racing, pero Juncos Racing se les adelantó y perdieron tal oportunidad. No obstante, ahora que Max Chilton, hijo de Grahame Chilton, ha sido dejado en libertad por Chip Ganassi Racing, todo apunta a que el año que viene sí estarán en la máxima división americana de monoplazas.
Carlin tiene sede en Estados Unidos, en Nueva York, y sus operaciones tanto en la Indy Lights como en otras categorías hacen ver que poseen los contactos necesarios para lanzarse a la aventura de la IndyCar, sin embargo, las dudas giran en torno al personal encargado del probable equipo ya que primero deberán esperar por la libertad que concedan aquellos equipos que van a reducir su personal, debido a la menor cantidad de coches que pondrán en pista, caso Chip Ganassi y Penske. Hasta ahora se estima que Carlin inscribirá dos monoplazas, así que deberá contar con igual número de grupos para atenderlos.
Se cree que la hipotética entrada de Carlin a la IndyCar también involucre al piloto Ed Jones, quien alcanzó el título de la Indy Lights en la temporada 2016 con el equipo. Así que Jones y Chilton serían los titulares, aunque también se especula acerca de la posibilidad de Charlie Kimball, el otro piloto que Chip Ganassi dejó en libertad. Lo cierto es que todo apunta al interés que tiene Grahame Chilton en mantener a su hijo en actividad y si para ello tiene que hacerle un equipo a la medida pues así será.
Vía | Racer