Una vuelta hipnótica. Max Verstappen y Red Bull Racing viajaban al Circuito de Zandvoort para poder probar en exclusiva los cambios que han realizado en la pista neerlandesa con el objetivo de acoger el primer Gran Premio sobre suelo de los Países Bajos desde 1985. El RB8 volvía a rugir para que Max se lanzara a fondo sobre los toboganes y peraltes positivos que han sido preparados específicamente para dar fluidez a esta pista.
Y es que si hay una palabra que resume a la perfección lo que nos muestra el trazado de Zandvoort en su rediseño es precisamente esa, un circuito fluido en el que enlazar una curva tras otra y en la que será especialmente importante encontrar el feeling y un monoplaza que tenga estabilidad en curva rápida. Especialmente complicado parece que será encontrar la trazada de la curva 4, la que quizás más banking presenta y una de las más lentas del trazado.
Un regreso que no ha sido ajeno a la polémica:
A pesar de que se está hablando sobre la posibilidad de que Zandvoort sea finalmente el primer Gran Premio de la temporada si finalmente también caen Australia, Bahréin y Vietnam, lo cierto es que el primer evento sobre suelo europeo del año ya ha tenido su primeras polémica medioambiental. Desde Red Bull Racing habían pedido a los responsables del complejo que se le permitiera utilizar la playa para unir el trayecto que va desde el hotel del equipo hasta el circuito de una forma sencilla y rápida, tratando de esquivar así los posibles atascos.
En principio la ruta de la playa solo era una alternativa en caso de que no se pudiera volar en helicóptero entre ambos puntos, algo para lo que se recibió en un principio el visto bueno de los municipios afectados, sin embargo, finalmente no se permitirá utilizarla ya que esa franja costera de tres kilómetros fue declarada como una zona de silencio, así como un lugar protegido desde mayo de 2019 en el que se crían aves y focas.