Se había puesto muy alto el listón cuando hace tres años el Volkswagen ID. R eléctrico con Romain Dumas al volante rebajó el récord de la Subida a Goodwood de los 41,6 segundos del McLaren MP4/13 de Nick Heidfeld en 1999 a unos más que sorprendentes 39,9 segundos. A pesar de la sencillez aparente del trazado en los terrenos de Lord March, ha demostrado a lo largo de los años, incluso con los pilotos más avezados y experimentados, que cualquier error se convierte en una factura de reparaciones muy alta.
Y en ese punto estábamos, con un proyecto que en 2021 ya había debutado en pista y que para 2022 había pasado a contar con el expiloto de Fórmula 1, IndyCar Seris y de Le Mans, Max Chilton, dispuesto a quitarse de encima el meme del “still faster than Chilton” al convertirse en el piloto más rápido de la historia en Goodwood. Lo visto desde las prácticas de días anteriores ya fue absolutamente demencial, con el McMurtry Spéirling moviéndose a toda velocidad entre curva y curva.
Nunca sabremos hasta dónde habría llegado Dumas de haber conseguido completar su intento del domingo (el récord lo consiguió el sábado), pero esta vez Chilton sí que se dejó llevar por la emoción del Shootout para situar la nueva plusmarca en los 39,08 segundos en este frío día en Gran Bretaña, superando el 39,14 que logró el día antes Alex Summers, el Campeón de montaña con el que se turnó las labores al volante del McMurtry. A un mundo se quedaría el segundo clasificado, otro debutante, en este caso el Porsche 718 GT4 ePerformance, con Richard Lietz al volante, el cual apenas fue capaz de cerrar un tiempo de 45,502 segundos.
¿Qué hace tan especial al McMurtry Spéirling?
Muchos se estarán preguntando cómo ha logrado ser tan rápido un coche construido prácticamente por un grupo muy reducido de personas, hasta el punto de batir no sólo el registro de un monoplaza de la Fórmula 1 de finales de la década de los noventa, sino también a un prototipo eléctrico construido exprofeso por la ya clausurada Volkswagen Motorsport.
Con la estética de un Batmóvil de generaciones pasadas, este vehículo eléctrico consigue generar 1.000 CV de potencia para apenas una tonelada de peso, pero donde explota su potencial es precisamente en que es capaz de generar hasta 2.000 kg de carga aerodinámica que consigue sin ni tan siquiera ir a toda velocidad (no depende del flujo de aire), en este caso al explotar precisamente esa característica técnica que le dota el contar con un ventilador que genera esa succión y hace que este pequeño prototipo se pegue al asfalto por completo.
Sus datos de aceleración son desorbitantes, por lo que no era nada extraño el verle llegar botando a la primera curva de derechas del recorrido después de completar el 0 a 100 km/h en poco más de segundo y medio. El proyecto encabezado por su fundador, Sir David McMurtry, el cual encargó en 2016 a un equipo de exingenieros de Fórmula 1 que diseñara y construyera el automóvil de alto rendimiento definitivo completaba la gran machada e hizo que esta edición del Festival de la Velocidad de Goodwood fuera incluso más especial después de dos años marcados por la pandemia.