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Me duele Lancia. El adiós a una marca que escribió historia de los rallyes

Ha sido inevitable acordarse de los años dorados de la marca italiana durante las últimas semanas. Al fallecimiento de Giuseppe Volta, todo un amante coleccionista de los vehículos de Lancia que compitieron en los rallyes, afortunado poseedor de una unidad del ECV del Grupo S, se han sumado en un muy corto espacio de tiempo la hospitalización de Cesare Fiorio, el recordado responsable del equipo de competición, y la confirmación del retraimiento de la marca en Europa para recluirse en su único bastión superviviente, precisamente su país natal, Italia.

Me duele Lancia porque el icónico equipo que sobrevivió a los Grupo 4 y los Grupo B y que dominó la primera etapa de los Grupo A está diciendo adiós, muriendo lentamente, en silencio. Se marcha prácticamente olvidada por sus propietarios, pero recordada por miles de aficionados a los rallyes que disfrutaron con sus tardes de gloria en los tramos, al igual que también sucede con los desaparecidos Attilio Bettega, Sergio Cresto y Henri Toivonen.

Fulvia, Stratos, 037, Delta S4 y el Integrale. Todos ellos modelos exitosos, que consiguieron ganar y que tenían un carácter especial. Cada uno de ellos mostró una filosofía completamente distinta a la de sus rivales. El Fulvia demostró que un Coupé de motor V4 y 1.6 litros con 130 CV y tracción delantera podía ser competitivo frente a los potentes tracción trasera que tenía enfrente. Esto le permitió ganar en 1972 el máximo galardón que se otorgaba en unos años en los que no existía un Campeonato del Mundo de Rallyes propiamente dicho.

La llegada del Stratos (nombre que se le dio por su aspecto futurista, casi de nave espacial) fue una auténtica revolución en sí mismo. Esto no fue únicamente por su impresionante aspecto, posiblemente para muchos el coche de rallyes más bonito de la historia por lo rompedor del diseño realizado por Bertone, sino por su concepción. Esta vez no se había creado un coche de competición a partir de un automóvil de calle, sino que se había creado un vehículo de producción pensando desde un primer momento en que debía ser competitivo en los tramos.

Si a todo esto le sumamos que contaba con el brutal V6 atmosférico del Ferrari Dino debajo del capó (gracias en parte a que la producción del deportivo se vio reducida), de 240 CV de potencia en posición trasera transversal, obtenemos como resultado un coche único. En total 17 victorias en el WRC y tres títulos consecutivos de constructores entre 1974 y 1976. Para algunos temible (especialmente para sus rivales), para otros, como Stig Blomqvist, era su gatito.

La presencia de Italia en el WRC ha ido decreciendo. Además de perder sus equipos tampoco tiene pilotos compitiendo regularmente.

El buen rendimiento demostrado durante la década de los setenta y principio de los ochenta del Stratos hizo que Lancia y Abarth siguieran con una filosofía parecida al apostar por coches de rallyes ligeros y de tracción trasera. El 037 (denominación proveniente de su nº interno de proyecto, el 37) debutó en Córcega de 1982, con un motor de 320 CV de 4 cilindros en línea situado en posición central longitudinal. Llevaba al límite el reglamento de los Grupo B, sin embargo, Audi encontró el ‘Santo Grial’.

La tracción Quattro se impondría después de un 1983 en el que Lancia sacó provecho de la falta de fiabilidad del modelo germano. Seis victorias y un título de constructores que supieron a poco después de que Hannu Mikkola se impusiera en el apartado de pilotos a Walter Röhrl y Markku Alén. Con él se adoptaría la decoración de Martini Racing, unos colores que acompañarían a los coches italianos incondicionalmente hasta principios de la década de los noventa.

El Delta S4 (proveniente del acrónimo Supercharged y 4 Ruedas motrices) recalaría en el Mundial para ocupar el puesto del 037, ya con tracción total y un buen número de secretos con los que pretendía plantar cara a los Grupo B de Peugeot y Audi. Sin embargo, llegó muy tarde, prácticamente a finales de 1985, con sólo una temporada para demostrar su competitividad que finalmente se vería alterada por el trágico fallecimiento de Cresto y Toivonen en el Tour de Corse de 1986.

En total, cinco victorias en sólo 11 pruebas y ningún título para un vehículo que podría haber marcado una época en el campeonato gracias a sus especiales características, combinando dos turbos con un compresor volumétrico con el fin de poder obtener la máxima potencia durante un mayor rango del motor cuatro cilindros en disposición longitud central firmado por Abarth. De él se dijo que llegó a superar los 600 CV de potencia en algunas pruebas, e incluso se rumoreaba que ocultaba otros grandes secretos en su interior.

No llegamos a ver todo el potencial del Lancia Delta S4. Nació demasiado tarde, como el Ford RS200, algo que les dejó sin premio.

Después de hablar de todos estos modelos míticos, hay que abrir otro apartado para el considerado de forma indiscutible como el coche de rallyes más exitoso de la historia hasta la llegada del Volkswagen Polo R WRC. El Delta Integrale presentado por Lancia en 1987 bajo el nombre de Delta HF 4WD, fue el absoluto dominador de los Grupo A, consiguiendo seis títulos de marcas consecutivos, cuatro de pilotos y 46 victorias entre 1987 y 1992 (Volkswagen se retiró con cuatro de marcas, cuatro de pilotos y 44 tirunfos).

Precisamente este último año sería el final de la relación entre Martini y Lancia, algo que llevaría al equipo a decir adiós al campeonato al terminar dicha temporada, tomando el testigo otros equipos privados como la Jolly Club, los cuales no consiguieron el mismo éxito en el Mundial que el equipo oficial.

Aquí Lancia fue la más rápida e inteligente a la hora de leer el nuevo reglamento para los Grupo A. Sabía que debía mantener por encima de todo la tracción total, la cual aliñó con un potente motor 2.0 turbo que les hizo completamente imbatibles durante el último tercio de la década de los ochenta. Cuando marcas como Toyota o Ford pudieron reaccionar, la leyenda del fabricante italiano ya había sido agrandada, en parte como compensación a que la etapa de los Grupo B le pilló siempre con el pie cambiado.

Ahora, 25 años después de terminar este dominio, el sueño de ver a Lancia reverdecer estos laureles se extingue al mismo tiempo que la llama de la compañía es apagada por el olvido al que le han sometido sus propietarios. En una época en la que estamos viendo a Peugeot rendir homenaje a su pasado en el Dakar y quién sabe si también en Le Mans, que Toyota regresa al WRC a terminar el trabajo que dejó a medias en los noventa y en la que podemos estar muy cerca de volver a dar la bienvenida a Ford en el WRC, es el momento de despedirse de Lancia. Grazie mille.

La retirada de Volkswagen permitirá al Delta mantener su título de coche más exitoso de la historia.

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Iván Fernández

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