Mañana a estas horas estaremos justo contando los minutos para Superdomingo. Y no, no es que las elecciones vayan a ser nuestro gran pasatiempo de este último fin de semana de mayo, sin embargo, en un mismo día podremos disfrutar tanto del Gran Premio de Mónaco, como de las 500 Millas de Indianápolis. La victoria en la carrera del Mundial de Fórmula 1 más prestigiosa del calendario o el triunfo en la icónica prueba estadounidense.
Los 33 competidores se enfrentarán por ser los próximos que besen la yarda de ladrillos, por levantar la botella de leche al aire y darle el sorbo más esperado de todas sus carreras deportivas. Este domingo todos ellos lucharán por ver quién es el rey de Indianápolis tras 500 millas de infarto, en la que el líder cuando la bandera blanca ondee no podrá gritar victoria hasta vea la ajedrezada caer unos 40 segundos más tarde.
Las sesiones previas no solo nos han permitido ver la velocidad de estos monoplazas, los Dallara IR12, sino también su seguridad, especialmente en los choques de Patricio O’Ward o James Hinchliffe, en los que el coche corrigió a través de aerodinámica y el diseño de su parte inferior el que el golpe contra el muro pudiera terminar en más vueltas de campana sin control. Y es que las protecciones exteriores están muy cerca para todos y ninguno de ellos es ajeno a golpearse con las mismas. El propio O’Ward lo recordaba: “Hay dos tipos de pilotos en Indy, los que se van a golpear con la pared y los que ya lo hicieron, así que me uní al club”.
Muchos pensaran que tanto la NASCAR como las carreras en óvalos de las IndyCar Series no reportan dificultad por el hecho de girar en este tipo de trazados, sin embargo, las imágenes OnBoard muestran el trabajo que hay que hacer en el volante durante tres horas de carrera. ¿Y en el pasado? Pues las imágenes de Mario Andretti en la edición de 1966 demuestran lo espartano que eran los monoplazas, la falta de seguridad tanto del ‘EPI’ de los pilotos como en el circuito, y lo incomodo que se tornaba el hacer una carrera tan larga con el volante nunca recto. Como dato, Andretti ya era capaz de hacer cuatro vueltas a una media de 165.889 mph, con un récord de 166.328 mph.