Y como llegó… se fue. El Rally Dakar tiene siempre esa capacidad para crearnos expectación durante las semanas previas hasta tal punto que aquel que se perjuró que no lo iba a seguir, prácticamente siempre termina cayendo y lo sigue. También tiene esa inmensa capacidad de mantener la emoción hasta el final, en el caso de la edición 2019, a través de una categoría de motos que tuvo un desenlace descorazonador para un Pablo Quintanilla que un año más de su relación de amor-odio con la cita sudamericana. El podio de 2016 sigue siendo por ahora el único Top3 logrado por el chileno, muy afortunado de haber salido de la caída de ayer con apenas una fractura en el tobillo.
Se ponía fin a 10 días en los que la polémica, la competición y la épica han conseguido hacernos olvidar una vez más en la época que estamos del año, apenas sin actividad deportiva en lo que se refiere al automovilismo. Sí, ha sido uno de los Dakares más duros y complicados tal y como rezan las estadísticas: únicamente 179 conductores y tripulaciones (75 motos, 15 quads, 76 coches, incluyendo 20 SxS y 13 camiones) completaron la prueba, pero han faltado muchas cosas para ser considerado un espejo en el que mirarse de cara a 2020.
Algo tiene que cambiar en el planteamiento de ASO para que el rally-raid más duro del planeta no sea únicamente eso, una prueba dura o ‘peligrosa’ para los competidores, sino que además tienen que darse otros requisitos para que sea indudablemente una experiencia vital para cada uno de ellos, lejos de adaptarse más o menos a su estilo de conducción o pilotaje.
Se salvó la papeleta con lo que sin duda ha sido una emocionante edición deportivamente hablando, sin embargo, esta transición debe llevar a la organización francesa no solo a encontrar un modelo económicamente viable, sino también para volver a ese espíritu de la prueba que llevaba a presentar un reto nuevo cada año, algo que sí podemos decir que se ha perdido en esta etapa moderna de la prueba.
¿Se ha agotado Sudamérica? En la configuración actual sí, sin duda. El Rally Dakar sigue atrayendo a los competidores por el prestigio que da ganar una prueba de talla mundial, con más de 40 años de historia y por el reto que supone para los pilotos con menos posibilidades económicas el intentar ver la meta en un terreno en el que incluso las grandes estrellas del motorsport o los viejos zorros del desierto sufren… sin embargo, es esa sensación de exploración y aventura la que ha faltado hasta tal punto que algunos como Nani Roma declaraban haber pasado tres veces por el lugar del accidente de 2018 y otros como Carlos Sainz se han quejado de estar siempre en el mismo ‘paisaje’.
La prueba de las mil caras deberá reinventarse una vez más, veremos si el regreso de Chile y Argentina permite recuperar esas sensaciones. Mientras tanto, disfrutaremos de las mejores imágenes.