Por momentos esta temporada ha dado la sensación de ser más competitiva que los últimos años. Ferrari resurgió en verano y Red Bull ha sabido aprovechar sus momentos de la mano de un mejorado propulsor Honda. Pero Mercedes resolvió el título tan temprano como siempre y para la sexta coronación de Lewis Hamilton nos brindó un recital como los de antaño. La victoria de Valtteri Bottas sólo estuvo en riesgo por una estrategia alternativa de su propio compañero de equipo, que no pudo aguantar yendo a una sola parada.
Lo cierto es que se juntaron el hambre con las ganas de comer, pues a un rendimiento espléndido de las flechas de plata, con Valtteri Bottas impecable en la salida y teniendo siempre las mejores cartas en la mano, se sumó que Red Bull y Ferrari no cumplieran con las expectativas tras complicarse la vida de inicio. Un toque entre Sebastian Vettel y Max Verstappen determinó la carrera de ambos, quedando a merced de Lewis Hamilton el alemán, víctima de un espectacular adelantamiento en las eses. En realidad su calvario no hacía más que empezar, pues también le adelantó en una maniobra dura su compañero Leclerc, Lando Norris o Daniel Ricciardo. El comportamiento del Ferrari, ya de por sí deficiente en ese inicio de carrera como demostró el otro coche, no convencía a Vettel y una rotura de suspensión terminó por darle la razón.
Pese a arrastrar daños en su alerón delantero, Max Verstappena aguantó entre los dos Mercedes durante el primer relevo, aunque sabiéndose víctima propiciatoria al poder jugar los de la estrella con estrategias diferentes. Red Bull intentó escapar de ese rol adelantándose a ellos y montando duros antes que nadie, aunque usados frente a los nuevos de Valtteri Bottas, que salió por delante del neerlandés evitando así el undercut. Con Lewis Hamilton optaron por la otra estrategia, en teoría más lenta, ir a una sola parada. Pero la realidad es que hoy en Austin hiciera lo que hiciera Mercedes el doblete estaba asegurado.
Así, Lewis Hamilton se situó al frente de la prueba cuando Valtteri Bottas realizó su segunda parada y el desenlace de la prueba fue una persecución entre el tráfico. Los sobradamente conocidos problemas de Bottas para ser agresivo y adelantar en pista daban al británico una chance de cantar el alirón con victoria en Estados Unidos, mas la tremenda recta de contrameta y el DRS fueron determinantes de cara a evitarlo a escasas vueltas del final. Tanto monta, monta tanto: Mercedes hizo el 1-2 y Lewis Hamilton celebró su sexto entorchado mundial.
Es hasta poético que ello se haya producido en un fin de semana tan discreto para Ferrari y Red Bull en lo deportivo (Albon también se vio retrasado en la salida tras un fuerte toque con Sainz y debió remontar hasta el quinto puesto) y tan movido en lo político. Max Verstappen se encargó encima de echar gasolina al fuego tras la carrera al justificar el menor rendimiento de la Scuderia por la aclaración requerida por su equipo acerca del uso del flujo de carburante, hablando sin tapujos de trampas. Y mientras tanto, fiesta en Brackley.
Por detrás, el inicio de carrera levantó mayores expectativas de lo que luego la tarde tejana realmente ofreció. Lando Norris apenas pudo aguantar a Daniel Ricciardo y el australiano estuvo inalcanzable para McLaren, donde también se dividió estrategias. Esta vez fue el británico quien se llevó la buena y alcanzó cómodamente el sexto puesto, mientras que Carlos Sainz, ligeramente molesto tras la carrera, se repuso del incidente inicial con Albon pero debió ir a una parada, debiendo medir en el final de carrera para acabar octavo por delante de Hülkenberg. En todo caso fue un buen resultado para McLaren en un día donde Ricciardo se mostró superior y en boxes no funcionaron las cosas como debían.
El cierre de los puntos fue una pelea sin guantes entre Sergio Pérez, autor de una reseñable remontada, y los Toro Rosso. Gasly cayó por un toque con el mexicano, mientras que Daniil Kvyat lo sancionaron tras la carrera por adelantar al toque. Así logró Checo un merecido premio tras ver su fin de semana torcerse al saltarse un pesaje en libres, lo cual le obligó a tomar la salida con su Racing Point desde el carril de boxes.
El fin de semana en el Circuito de las Américas deja algunas cuestiones dignas de discusión. Personalmente no llego a entender tantas quejas acerca del estado de la pista. Las dinámicas actuales de la Fórmula 1 hacen que se busque permanentemente aumentar el desafío que se plantea a los pilotos, no dudando en aumentar la cuota de trazados urbanos en el calendario, pero en cuanto el escenario deja de estar en condiciones idóneas las quejas se suceden. Pues bien, no lo volveremos a ver al estar planteado un reasfaltado, pero ha sido muy divertido ver a los monoplazas botar y a los pilotos pelearse con ellos. Mejor baches naturales que salchichas para fijar el límite.
Lo otro es obviamente qué nos deparará el futuro. Con la presentación del pasado jueves acerca del reglamento 2021 aún fresca, el sexto título de Lewis Hamilton sólo alimenta el debate de si alguien o algo evitará que supere a Michael Schumacher. Habrá quien piense que con los monoplazas de dentro de dos años Mercedes perderá su dominio. Pero no hay que perder de vista que llegó a donde está con un cambio de motores y los propulsores se mantendrán. Y además seguirán contando con el británico, que cuando Mercedes lo ha necesitado, ha sabido poner lo que le faltaba puntualmente al coche. A mayor igualdad de monoplazas, apostemos por él hasta que demuestre lo contrario.
Foto | Daimler