La escudería Mercedes ensambló en Mónaco el W14 con las actualizaciones que había anunciado hace algunas semanas atrás y, como era de esperarse, puso punto final al concepto zero pod que tantos dolores de cabeza produjo a sus ingenieros desde su introducción el año pasado. En esta ocasión, la carrocería revela unos pontones laterales más convencionales, en tanto las miradas más agudas podrán advertir una nueva suspensión y un piso distinto al que se observó en las calles de Miami.
La salida de Mike Elliott del departamento técnico y el reingreso de James Allison sin duda originaron esta serie de cambios ya que la propuesta de los pontones minimalistas de Elliott no funcionó, hasta el punto de relegar a Mercedes a lugares secundarios el año pasado tras mostrarse como la escudería más ganadora en la era híbrida. Además, el W14 resultó problemático para desarrollar e inclusive para minimizar las vibraciones producidas por el efecto marsopa. Es evidente que Toto Wolff, jefe de Mercedes, llegó a perder la fe en Elliott y su diseño.
Estaba previsto que las novedades debutaran en el Gran Premio de Emilia-Romagna, pero al suspenderse la carrera por motivos de fuerza mayor, Wolff decidió competir con la nueva versión del monoplaza en Mónaco, donde espera que las actualizaciones aproximen a Mercedes hasta la zona superior de la tabla. A simple vista, el nuevo W14 sigue la línea aerodinámica planteada por Red Bull, con pontones laterales descendentes, anchos y redondeados, aunque también se advierte cierta similitud con las siluetas laterales del Aston Martin AMR23 y del Alpine A523.
Habrá que esperar las prácticas libres para determinar si la nueva suspensión mejorará la confianza de los pilotos, sobre todo de Lewis Hamilton, quien se quejó en reiteradas ocasiones que su posición de pilotaje resultaba incómoda. Veremos si en Mónaco los Mercedes pueden rivalizar directamente con Red Bull, escudería que ha ganado de manera contundente todos los grandes premios disputados hasta ahora.