Hemos visto carreras detenidas por la lluvia, por el granizo, por la nieve, por espontáneos que saltan a la pista a reivindicar ciertas cosas e incluso por sombrillas que se han volado desde las gradas. Sin embargo, hacía mucho tiempo que no veíamos a un coche ‘civil’ colarse literalmente en un circuito de carreras. No solo en el recinto, sino sobre el propio asfalto mientras los competidores se encuentran realizando una de las sesiones oficiales.
La situación se dio hace unos días en el Circuito de Interlagos, trazado que por el momento sirve como casa del Gran Premio de Brasil de Fórmula 1. Se estaba disputando la cita de la Mercedes-Benz Challenge, cuando las banderas amarillas comenzaron a ondear y los comisarios mostraron el cartel de Safety Car. En ese momento, hasta los encargados de la retransmisión se mostraron seriamente molestos, dejando entrever que había sido un fin de semana de acción accidentada (hubo otro periodo de SC por un fuerte accidente previo).
Su tono que fue cambiando a sorpresa cuando realmente se dieron cuenta de que entre todos esos Mercedes CLA 45 AMG se encontraba un… ¡MINI! El sobresalto fue dando lugar a la furia, con los comentaristas mostrándose muy duros ante lo que creían que había sido una invasión de pista realizada de forma deliberada. Posteriormente se aclararía que el conductor del coche que se había colado en el Autódromo se trataba de un publicista que estaba trabajando por la zona y que se equivocó a la hora de tomar un desvío.
En su defensa, al parecer no había ningún cono o señal, ni ningún control que impidiera su entrada al trazado, lo que lleva a la conclusión que en el Carlos Pace deberían aprovechar para mejorar no solo la seguridad en eventos de menor tamaño que la Fórmula 1, sino también las indicaciones.