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Misión cumplida. Vanina Ickx y el Gillet Vertigo alcanzaron la cima y así les afectó la altitud de Pikes Peak

Una de las razones por las que delaware, la empresa de tecnología, apoyara el proyecto de Vanina Ickx y el fabricante belga de automóviles Gillet fue precisamente la intención de estrenar un nuevo sistema de adquisición de datos que reflejara sobre las imágenes de la cámara OnBoard un HUD con datos sobre la presión de frenos, la temperatura del motor o la situación en la que se encontraba la piloto en todo momento, tanto en cuando a la distancia recorrida como a la altitud a la que se situaba el Gillet Vertigo.

El tiempo en la cima era de 10 minutos y 54,901 segundos, la sexta plaza dentro de ina categoría Time Attack 1 que sí que había quedado algo mermada en su inscritos. La piloto belga, hija, de Jacky Ickx, se había marcado como principal objetivo el bajar de los 11 minutos, teniendo en cuenta que la relación peso potencia de su vehículo con carrocería de lino no era tan contundente como la de otros coches encuadrados en su mismo grupo. Sería el propio Romain Dumas, una vez ya asimilada su victoria, el que le anunciaba en la cima a Vanina el tiempo realizado y la “misión cumplida” en la que se había convertido la aventura de los de Tony Gillet.

Aun así, el asalto a la cumbre de la familia Ickx no estuvo exento de cierto drama. A sólo dos días de disputarse la Carrera hacia las nubes, el equipo tuvo que recoger  los bártulos y volver al Speedway (también llamado Pikes Peak) cercano para allí probar si la reparación de emergencia en la caja de cabios secuencial había surtido efecto. Incluso el equipo de Taylor Race Engineering se desplazó desde Texas para tratar de ayudar a recuperar el problema sufrido con el control de la misma. Dos pájaros de un tiro ya que un Gillet Vertigo rodaba por primera vez en su historia en un oval justo antes de afrontar la Subida a Pikes Peal.

Si ya nos llamó la atención su carrocería con fibras de lino, el deportivo rojo estaba equipado con múltiples cámaras GoPro, unos cuarenta sensores y lo último en IoT (el Internet de las cosas) que sin duda nos permite a entender un poco mejor cómo afecta la carrera a las mecánicas, el aumento de la temperatura del motor y de la refrigeración, así como la disminución del soplido del turbo cuando se superan los 4.000 metros.

Foto | Romain Dumas

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Iván Fernández

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