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Mónaco, el peaje a pagar por llamarse Fórmula 1

No dejan de resultar bastante sorprendentes las críticas de varios pilotos al ‘aburrido’ Gran Premio de Mónaco 2018. Es cierto que la carrera fue tranquila y sólo la avería en el MGU-K del Red Bull RB14 de Daniel Ricciardo la animó momentáneamente. Pero no es menos cierto que hace ya muchos años que el circuito de Montecarlo da pocas alegrías y el último cambio reglamentario ayuda poco o nada.

Hablamos de monoplazas aún más anchos para un circuito ya de por sí estrecho. Y unos neumáticos que por mucho que Pirelli haya intentado profundizar año tras año en su gama, dificilmente se degradan como desearían en un trazado urbano de escasa exigencia aerodinámica. Esta temporada además los equipos se enfrentaron al graining, lo cual sirvió de efecto aún más ‘cortarrollos’. La tormenta perfecta.

El circuito es el que es, el Principado de Mónaco no da muchas opciones de reforma e incluso parte de la magia de este evento es que se corre en un trazado muy parecido desde la primera edición allá por 1929. Y podríamos idear mil cambios posibles a nivel de reglamento técnico y deportivo para intentar animar las carreras allí, pero con el riesgo de estropear la competición en otros circuitos. Liberty Media y la FIA tienen prioridades más importantes que ‘salvar’ Mónaco. Sobre todo porque ya cumple con su cometido.

El glamour de correr en Mónaco es innegable. La parrilla de salida es la que más invitados congrega de todo el año, entremezclándose modelos, deportistas y actores, algunos de ellos aprovechando la proximidad del Festival de Cannes (aunque en esta edición no fue tal). Se trata de una publicidad impagable para el campeonato, un ‘road show’ con cámaras y puntos a repartir. Y mantener el vínculo con la historia, con Hill, Senna y Schumacher, es lo que da legitimidad al campeonato hoy día. Lo que lo diferencia de una Fórmula E cualquiera.

Podríamos desgastarnos cada lunes post-GP de Mónaco quejándonos de lo aburrido de la carrera, pero sinceramente prefiero quedarme con la experiencia increíble que resulta ver un monoplaza de Fórmula 1 volar entre raíles. El día grande para un aficionado es probablemente el sábado, no el domingo. Y si no algún año le dará por llover…

Foto | Red Bull Content Pool

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Eloy Entrambasaguas

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