Motores más baratos, sencillos, que suenen más y que mantengan a la Fórmula 1 siendo el pináculo de la tecnología dentro del motorsport y que a su vez mantengan sinergias con los vehículos de producción. No es sencillo lo que el pasado viernes pusieron sobre la mesa FIA, FOM y los distintos fabricantes de motores (unos participaron con más empeño que otros), pero sí indica más o menos hacia dónde va dirigida la categoría reina.
Con esas características no hay muchas posibilidades, aunque si nos fijamos en los actuales hiperdeportivos que ruedan por nuestras carreteras, nos encontramos en su gran mayoría con propulsores no excesivamente grandes, en su gran mayoría por debajo de los ocho cilindros y con una parte de recuperación de energía, MGU-K, que permite complementar al motor de combustión interna permitiendo una potencia limitada que en muchas ocasiones se acerca al millar de CV de potencia.
A esta idea, Auto Motor und Sport le ha puesto cifras. El medio alemán habla de la posibilidad utilizar una unidad de potencia V6 con dos turbos y MGU-K, permitiendo que además de la Fórmula 1 siga presumiendo tanto de potencia, acercándose a los 1.000 CV o incluso superándolos, y además no renuncie a la parte híbrida de la que ya presumen los pocos fabricantes que sigue habiendo en liza, entre ellos Ferrari, Mercedes-Benz y Aston Martin n su asociación con Red Bull.
Precisamente las informaciones apuntan a que fue Ross Brawn uno de los que llevó la voz cantante durante la reunión, siendo él el que puso sobre la mesa la idea de V6 Biturbo sin MGU-H -considerada como uno de los sistemas responsables de los altos costes de las actuales unidades-, una idea que parece haber convencido a las marcas, ya que a pesar de que no es una disposición muy habitual en conjunto, sí que puede permitir a los fabricantes idear nuevos propulsores y KERS por separado para sus vehículos de calle del futuro. Obviamente, este último punto hizo que las firmas no estuvieran muy por la labor cuando se puso sobre la mesa el utilizar ciertos elementos estándar para todos, entre ellos el turbo o las baterías. Cada uno quiere que su tecnología sirva para algo más que la competición.