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Nacen los TC Pick Up argentinos y son todo un espectáculo visual y sonoro

Hace apenas un mes, os informábamos acerca de la decisión tomada por la Asociación de Conductores de Turismo Carretera (ACTC) de crear una nueva categoría dentro de su TC con camionetas. El certamen con mayor tradición y repercusión en Argentina se quería sumar también así a otros campeonatos como la NASCAR o los SuperUtes que prepara la organización de los Supercars australianos, en este caso, aprovechando la gran tradición de este tipo de vehículos pick-up en Sudamérica.

En una época en la que la figura de los 4×4 y de los vehículos off-road de producción está cada vez más difusa, las camionetas están buscando su sitio en los circuitos, en el caso de las TC Pick Up, se asocia de esta forma a unas series que remontan su existencia a hace ocho décadas (nacieron en 1937), dando así visibilidad a los principales fabricantes de estos vehículos.

El primero en presentar su prototipo ha sido la Ford Ranger construida por Talleres Jakos en apenas un mes. El honor de ponerla en pista correspondería a Facundo Gil Bicella y Omar Martínez, aprovechando que el foco mediático se encontraba sobre la final del TC en la que finalmente se impondría Agustín Canapino. No sólo se presentó el primer prototipo con chasis tubular y motor multiválvulas, idéntico al que utilizan los Turismo Carretera, sino que también se podría ver realizar los primeros kilómetros sobre el asfalto del Autódromo de La Plata.

Ese será precisamente el escenario en el que se desarrollará la primera temporada. Con un calendario conformado por ocho carreras en 2018 (10 para la temporada 2019), el TC Pick Up se desarrollará íntegramente en la pista de La Plata, comenzando en el mes de abril y únicamente contando con pilotos provenientes del Turismo Carretera que se encuentren en activo y con tan sólo pequeñas excepciones.

En lo que respecta a las características de la pick-up, básicamente nos encontramos con la misma filosofía que el TC, con chasis multitubulares, equipados por un motor de 24 válvulas y una silueta que replica a los vehículos de producción de cada una de las marcas que se espera que estén representadas (Ford, Chevrolet, Toyota o Volkswagen). Se ha procedido a instala runa jaula de seguridad completa, también procedente del Turismo de Carretera, mientras que la parte trasera, la que corresponde al espacio de carga de la camioneta, ha sido carrozada con el objetivo de limitar la creación de una gran resistencia aerodinámica o de turbulencias poco convenientes.

Además, se ha equipado en la parte superior de la tapa un alerón heredado del TC que ayudará a mantener algo más controlados los 450 CV de potencia que desarrollan estos propulsores desarrollados por Oreste Berta. Visto sobre el bacheado circuito de La Plata, nos encontramos con un vehículo muy nervioso, en ocasiones asemejándose a un animal indomable, que rueda con la carrocería muy baja y un sonido atronador. Todo un espectáculo visual que ya es seña de identidad en el analógico y tradicionalista automovilismo argentino.

Tampoco se han hecho esperar las criticas de los fierreros argentinos. Además de que tal y como decía Eloy Entrambasaguas hace un mes, muchos no entienden la decisión de la ACA de añadir una categoría más en el ya saturado automovilismo nacional, los aficionados han entendido este campeonato como una especie de monomarca encubierta, echando en cara la utilización de motores que cuentan con la misma base (algo que ya sucede en el TC) y que no cuentan con demasiadas opciones libres más allá del cigüeñal, bielas, la puesta a punto de los árboles de levas o los escapes, especialmente trabajado este último punto para conferir a cada propulsor un sonido distinto.

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Iván Fernández

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