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La NASCAR hace una exhibición frente al racismo tras las amenazas a Bubba Wallace

Todo el mundo había marcado la llegada de la Talladega 500 en el calendario. El Speedway ha sido tradicionalmente escenario para carreras apretadas, de esas que se deciden con un Green-White-Checkered. La lluvia aplazó el espectáculo, hasta tal punto que las máquinas que trataban de secar el oval tenían hasta dificultades para mantenerse en el banking del trazado estadounidense. Sin problema, se podía esperar un día más para volver a ver el espectáculo de la NASCAR sobre el asfalto.

Toda esta excitación deportiva quedó a un lado cuando en el garaje de Richard Petty Motorsport apareció el lunes por la mañana colgada una soga precisamente en el del box ocupado por Bubba Wallace, el piloto negro que compite para la estructura. Una clara amenaza de muerte que buscaba amedrentarle, además de lanzar un grito de incomprensión, injusticia y ruindad que no será apoyado por nadie, menos aún tras las últimas decisiones tomadas por las series estadounidenses, las cuales dejan a las claras su decisión de centrarse por completo en la integración.

Estamos enfadados e indignados y no podemos afirmar con la suficiente rotundidad cuán en serio tomamos este acto atroz. Hemos lanzado una investigación inmediata y haremos todo lo posible para identificar a las personas responsables y eliminarlos del deporte. Como hemos dicho inequívocamente, no hay lugar para el racismo en NASCAR, y este acto solo fortalece nuestra determinación de hacer que el deporte sea abierto y acogedor para todos – NASCAR

Debemos recordar que, con las actuales medidas de restricción, solo tuvieron acceso a esa zona del paddock un número de miembros limitados y con reconocimiento por huella, desde personal de la NASCAR, los representantes de los equipos y los empleados de seguridad, razón que ha llevado a las series a abrir una investigación junto al FBI para encontrar al responsable de dicha amenaza. Las medidas que se tomarán cuando los implicados serán revelados no dejan ningún tipo de margen: «Inequívocamente se les prohibirá este deporte de por vida. No hay espacio para esto en absoluto. No lo toleraremos. No estarán aquí. No me importa quiénes sean, no estarán aquí«.

El gesto fue increíblemente emocionante. El grueso de la parrilla no solo caminó a lo largo del Pit Lane junto a Wallace, sino que algunos de esos pilotos, encabezados por el vigente campeón, Kyle Busch, empujaron el Chevrolet con el dorsal #43 para escenificar precisamente que estaban allí para apoyar y llevar en volandas al piloto de Richard Petty. La emoción, la tensión, el silencio al ser un evento con una cantidad de público limitada a solo 5.000 personas… todo ese coctel fue tan conmovedor que Bubba no pudo aguantar las lágrimas a pesar de haber escondido sus ojos llorosos tras las gafas de sol todo lo que le fue posible.

Juntos, nuestro deporte se ha comprometido a impulsar un cambio real y defender una comunidad que acepte y acoja a todos. Nada es más importante y no nos disuadirán las acciones reprobables de aquellos que buscan difundir el odio. Como mi madre me dijo hoy: «Solo están tratando de asustarte». Esto no me romperá. No cederé ni retrocederé. Continuaré defendiendo con orgullo lo que creo – Bubba Wallace

No pudo ni tan siquiera bajarse del coche. El abrazo casi paternal de la leyenda Petty añadió si cabe más carga emocional al momento, así como el acercamiento uno a uno de cada competir para mostrar incluso de forma más visible ese apoyo hacia la figura del único piloto afroamericano de las series a tiempo completo. La situación llega obviamente en un clima enrarecido por los últimos crímenes racistas, las revueltas sociales y el paso dado por la propia NASCAR para prohibir la presencia de bandera confederadas en los circuitos.

«Let’s go shut these haters up«. Esas fueron las últimas palabras que escucharía Bubba Wallace a través de la radio antes de ver el verde ondear en el Superspeedway Talladega. A partir de ese momento, una carrera interrumpida durante una hora por una bandera roja y un final de infarto. La victoria fue a parar a manos de Ryan Blaney, todo un especialista en ganar este tipo de sprint apretados. En este caso fueron solo 7 milésimas las que le dieron el triunfo en la GEICO 500 sobre Ricky Stenhouse Jr., el segundo consecutivo en Talladega y el cuarto de su carrera deportiva. Wallace por su parte terminó 14º, sin embargo, se ganó el apoyo incondicional de un deporte que ha cerrado filas en torno a él, dejándonos uno de los momentos más emocionantes que hemos vivido en los últimos años dentro de las carreras.

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Iván Fernández

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