Fue uno de los primeros campeonatos que decidió retomar la acción, con un programa que implicaba el inicio del trabajo de los equipos en sus sedes como “actividad esencial” y con un primer boceto de calendario en el que las carreras se disputarían a puerta cerrada, sin público y únicamente con el personal necesario para poder llevarlas adelante en un espectáculo completamente montado para ser retransmitido a través de televisión. En este punto, la NASCAR quiere seguir siendo pionera en esta desescalada, por lo que ya es uno de los primeros campeonatos que está valorando el regreso de los aficionados a las gradas.
Mientras que en el fútbol también se espera que julio pueda ser el regreso a los campos de los aficionados, el campeonato de Stock Cars estadounidense ya ha planeado que su carrera del 21 de junio en el Superespeedway de Talldega podrá atraer hasta 5.000 invitados, lo que significa que las instalaciones tan solo estarán completas en un 5% respecto a su aforo que es de 78.000 personas.
La intención es la de vender grupos de asientos de un máximo de seis aficionados y que haya distancia entre ellos, mientras que las autocaravanas también tendrán permiso para regresar al infield, obviamente con los espacios delimitados, con una capacidad mucho más reducida y asegurando cierto distanciamiento entre cada una de ellas. Curiosamente Talladega se disputará solo una semana más tarde que la prueba programada de Homestead-Miami, la cual también ha invitado a un millar de militares y de trabajadores esenciales que han ayudado durante estas semanas a sacar la situación adelante tras el estallido de la pandemia en el país de las barras y las estrellas.
Obviamente habrá otra serie de medidas extraordinarias, como que los aficionados no podrán asistir al resto de carreras de las categorías teloneras, que serán controlados por medio de su temperatura antes de entrar y que una vez dentro ya no podrán salir para volver a regresar al interior del circuito, tratando de crear una atmósfera lo más segura posible una vez dentro. Los pagos se realizarán a través de tarjeta de crédito o pago electrónico, la comida se venderá envasada y no se permitirá que haya ventiladores.
La NASCAR deberá esperar para aplicarlo como norma:
No será una medida definitiva, pero sí una buena forma de evaluar la capacidad de regresar paulatinamente a una taquilla parcial a la espera de que se encuentre un tratamiento o vacuna que ayude a controlar el COVID-19. Pocono, del 27 al 28 de junio, se disputará sin público, mientras que Watkings Glen también anunció que sus intenciones de correr el 16 de agosto implican hacerlo sin aficionados presentes. Indianápolis el 4 de julio, Kentucky, Kansas, New Hampshire o Charlotte también se esperan que permanezcan a puerta cerrada.
Esta primera prueba no solo será importante para la propia NASCAR, sino que las IndyCar Series también deberán permanecer muy atentas a lo que suceda en Talladega para saber si finalmente la Indy500 podrá contar con público en las gradas. Recordemos que fue el propietario de las series, Roger Penske, el que adelantó recientemente que no habrá 104ª edición de las 500 Millas de Indianápolis si no puede asegurarse la presencia de aficionados. La idea es similar para la Fórmula 1, y circuitos como Interlagos, en uno de los países a los que más está afectando actualmente la pandemia, ya advirtió recientemente que no valora hacer una carrera sin público.