Renault mejora por momentos y muestra la evolución de una marca que busca destacar de nuevo en la Fórmula 1. Los pequeños pasos de la escudería del rombo son más que suficientes para tomarles como un candidato constante a la zona de puntos, pero la euforia no es algo que guste mucho en la Fórmula 1 actual. Así lo demostró Nick Chester, director técnico de chasis en Enstone, que evaluó de forma reservada las posibilidades del equipo francés en el comienzo de 2018.
«La extrapolación de datos del túnel de viento al circuito es muy buena. Hemos probado un nuevo alerón delantero, ambos pilotos están contentos con el resultado y con las 148 vueltas que hemos dado», empezó el británico. «Las gomas blandas son esenciales, en especial un hiperblando que se ha comportado mejor de lo que esperábamos: aguanta tres vueltas en lugar de apenas una, representa un gran salto en comparación con otras gomas y es más fácil de calentar».
Chester no se muestra preocupado por la fiabilidad de un frágil escape en una máquina competitiva. «El interior de la caja de cambios está formado por fibra de carbono y ha aguantado todas las sesiones, ha ido muy bien. El coche pesa más, pero solo es por la instalación obligatoria del Halo». El único motivo de preocupación para el técnico de Renault es el poco trabajo realizado en las suspensiones. «El Circuit de Barcelona-Catalunya es muy liso, quizá tengamos que preparar algo de cara al GP de Australia, dónde encontraremos baches y pianos altos».
De nuevo, la prudencia reina en un campeonato en el que el secretismo es ley. Chester no indica la posición del R.S.18, tanto por interés como por parcial desconocimiento. «Nosotros no sabemos nuestra posición exacta, ya que las cargas de gasolina pueden ser muy distintas. Ni siquiera una tanda corta indica cuánta gasolina puede llevar un coche en un momento dado». El inglés ha comentado como nota curiosa su gusto por el desarrollo de los pontones y los bargeboards, lo más interesante que he visto hasta ahora».
