De aquel novato alemán que llegó a la Fórmula 1 en el año 2010, precedido de un título en la GP2 en su primera temporada, y que deslumbró a todos cuando largó desde la pole position en Interlagos, queda un piloto experimentado que con nueve temporadas a cuestas y 146 grandes premios en su haber, todavía no ha alcanzado su primer podio. Los años no esperan por nadie, el tiempo transcurre y la ficha de Hülkenberg todavía no resulta atractiva para escuderías ganadoras. Con la certeza de que ahora mismo ningún equipo de primer nivel requiere de sus servicios, a Hülkenberg solamente le queda tener fe en Renault.
La historia particular de Nico Hülkenberg puede parecer injusta, pero así de caprichoso es el deporte y más cuando de forma permanente nuevas generaciones irrumpen para renovar expectativas.Hülkenberg ya no es aquel joven de 2010, es un piloto curtido que no está para esperar por un proyecto con plazos indefinidos. Cierto es que Renault es una escudería oficial y en teoría posee todos los elementos para ganar carreras, pero en la práctica su directiva no establece una fecha exacta para apostar a ganar. En medio de esa incertidumbre, al piloto alemán no le queda otra opción sino resignarse y permanecer donde está porque nadie le ofrece una mejor alternativa. A estas alturas, le preocupa que luchar en la mitad de la parrilla siga siendo su principal objetivo, el mismo que se planteó cuando llegó a la Fórmula 1.
En palabras de Nico Hülkenberg:
Tengo una visión realista, soy escéptico en que algún día estaré en alguno de los tres mejores equipos. Tal vez exista alguna posibilidad muy limitada, pero siento que no me quieren, eso es un hecho. Mi realidad es que debo trabajar muy duro junto a Renault para lograr buenos resultados, ser cuartos en el campeonato no puede ser una victoria, quiero más que eso. Todos quieren más, pero llevará tiempo. Ser el mejor del resto es bueno por ahora.
Vía | Nextgen Auto