El Rally Dakar son meses de preparación, incluso años, todo ello para competir dos semanas capaces de crear y destruir sueños. Además de la historia de Lucas Barrón, primer competidor con Síndrome de Down en el rally-raid organizado por ASO, también tendremos otra de esas historias inspiradoras en la línea de salida de Lima este mismo domingo. Nicola Dutto ha completado el largo camino hasta el Dakar con todo el tesón y el pundonor que ha llevado al primer piloto parapléjico a disputar esta carrera en moto.
El italiano, nacido en Cuneo en 1970, ya expresó hace tres años su intención de tratar de llegar a la prueba sudamericana después de conseguir que la Real Federación Española de Motociclismo le concediera la licencia para competir a pesar de su paraplejía. Campeón de España en 2004 y 2006 de rallyes, una caída a 150 km/h el 20 de marzo del año 2010 le dejó en silla de ruedas al romperse la médula espinal durante la Baja italiana, algo que con el tiempo no le impidió plantearse nuevos retos, e incluso valorar volver a correr esta vez sobre cuatro ruedas y con su pareja, Elena, de compañera y copiloto.
Sin embargo, la historia de Doug Henry, otro competidor en motos con paraplejía al que vio entrenando en un circuito de motocross y que le llevó a aplazar su idea de competir en UTV para volver a dar gas a golpe de muñeca. Apenas pasó poco más de un año antes de disputar la Baja Aragón 2012 (terminó 24º absoluto) y tras ella vinieron otras muchas citas en Norteamérica antes de volver a plantearse la opción de correr en el Rally Dakar. Tras no poder llevarse a cabo en 2018, esta vez irá la definitiva, encontrándose ya inscrito con una KTM 450 EXC-F (cuenta con el apoyo de la filial italiana) que ha sido especialmente modificada para que le ayude a protegerse de las caídas, las cuales son muchas por etapa debido a razones obvias.
Voy a competir con un KTM equipado con una barra antivuelco especial para proteger mis piernas, que he desarrollado, y en el manillar tengo los botones para el freno delantero y trasero, el cambio de marchas y para acelerar. En realidad estoy atado a la moto. No estaré solo. Compartiré esta aventura con otros tres conductores que me escoltarán uno delante del frente, uno a cada lado y otro detrás de mí. Es un trabajo en equipo. Hemos competido juntos en la Serie Dakar como el Rally Merzouga y el Rally Marruecos. Aprovecho el inicio motivado para dar el máximo. Me fascina la idea de pasar muchas horas en la bicicleta empujando mis límites físicos y mentales. ¿Asustado? Nada me asusta.
Julián Villarubia ha sido precisamente uno de sus grandes compañeros, casi como su guardaespaldas, el encargado de acompañarle durante la etapa, de ayudarle a levantar y de servirle de apoyo al llegar a meta, papel que volverá a desempeñar en el Dakar 2019 junto a Pablo Toral y Víctor Rivera. Él los llama cariñosamente como Ghostriders, sin embargo, harán casi las labores de Ángeles de la Guarda y lo escoltarán. Con los dorsales #144, #145 y #146, sin perder nunca de vista a ese hombre del #143 que demostrará una vez más hasta dónde es capaz de llegar el ser humano por un sueño.
Comenzaremos el Rally Dakar como un equipo de cuatro personas. Un motorista viajará en frente, porque no puedo simplemente detenerme para echar un vistazo, para ver a dónde debo ir. Él me guía por los senderos correctos hasta una duna, por ejemplo. También es el que me «atrapa» cuando tengo que detenerme por combustible o cuando llego a la línea de meta. Los otros dos pilotos me siguen a mi paso. En caso de que algo salga mal, estarán allí para recogerme. Como estoy atado a la motocicleta, es importante tenerlos a los dos, porque no son solo la bicicleta que están recogiendo, sino la jaula antivuelco y yo mismo con ella. Para mí es aún más importante que para los pilotos «normales» tener un equipo en el que pueda confiar; Tiene que sentirse como una familia. Tengo la suerte de tener tres increíbles pilotos fantasmas, chicos que conozco desde hace mucho tiempo. ¡Solían ser mis adversarios en las Bajas españolas!
Vía y Fotos | KTM Blog/ Francesca Gasperi – Nicola Dutto