Todo estaba preparado para la fiesta de Nil Solans y Miki Ibañez. Amigos, familia, incluso su hermano compartiendo lista de inscritos. Todos estaban presentes para ver a la pareja española coronarse campeona del Mundo Júnior y certificar un doblete que empezó a cimentarse cuando hace más de un mes lograban el título del WRC3. Lo cierto es que todo se empezó a poner de cara desde muy pronto no sólo por el ritmo mostrado por Solans, sino también por las circunstancias de la carrera.
Obviamente el objetivo seguía siendo el de lograr al menos tres scratchs para terminar con las pocas opciones de título que le quedaban a su principal rival, Nicolas Ciamin, siempre atentos a Julius Tannert, ganador del Rallye de Alemania por delante precisamente del propio Nil y con el que sobre el papel se iba a pelear el último par de rallyes a repartirse este año. No sería fácil a pesar del gran conocimiento de Solans de las carreteras catalanas en las que ya brilló en la edición del año pasado. Folb y Ciamin, la pareja de nuevas jóvenes promesas francesas en el Mundial, han brillado también en Córcega y Alemania sobre asfalto, por lo que se esperaba una dura competencia por su parte.
Los dos scraths del primer día dejaban en muy buena posición a Solans de Ibañez de cara a las dos etapas de asfalto, algo que quedaba refrendado con un nuevo mejor tiempo en el siempre repleto de aficionados tramo de El Montmell. Se acabó, o casi. Ya eran Campeones del Mundo Júnior, pero les quedaban muchos objetivos por los que luchar. El primero, ganar frente a su público, el segundo, conseguir el último premio de la temporada y así cerrar un año perfecto.
En sus manos quedaba después del problema de Ciamin ya avanzada la jornada del sábado. Su abandono después de accidente dejaba a Nil Solans sólo al frente de la carrera y con más de 40 segundos de ventaja sobre Terry Folb, el cual seguía aquejando problemas intermitentes con los frenos. Se ponía el broche perfecto a una temporada en la que lograron cuatro de las seis victorias posibles, sumado a dos segundos puestos y un inicio de campaña completamente arrollador. El premio, siete pruebas del WRC2 con un Ford Fiesta R5 calzado por DMACK y la oportunidad de demostrar una vez más su talento internacionalmente.
Recordemos que no será la primera vez de Nil Solans en este campeonato. El catalán ya afrontó hace dos años el reto propuesto por ACSM y el Peugeot 208 T16 R5 que en un principio iba a ser para Xevi Pons. Con dos séptimos como mejores resultados, su paso por la segunda categoría del Mundial de Rallyes no fue como se esperaba, obligándole de nuevo a dar un paso atrás y a afrontar la 208 Rally Cup (al principio se esperaba un programa en el Nacional de Asfalto que nunca se completó) en la que tampoco se lograron los objetivos marcados. No terminaría la temporada y decidiría regresar al trofeo monomarca con el que ya debutó en el Mundial en 2014, aprovechando que M-Sport había recuperado el JWRC.
Apenas diez meses más tarde, Nil y Miki demostraron que la decisión había sido totalmente acertada, poniendo fin a la mala racha sufrida por otras jóvenes promesas españolas que afrontaron en el pasado el JWRC/WRC Academy y sucediendo a Dani Sordo y Solà. El objetivo ahora para la pareja será el de volver a adaptarse a pilotar un R5 y dejarse ver en un WRC2 en el que los pilotos ganadores de la DRIVE DMACK no acostumbraron a brillar demasiado en parte por la presencia del imbatible equipo oficial de Skoda.