En la misma semana en la que los británicos de Carlin Racing han anunciado su desembarco en IndyCar Series con dos coches a tiempo completo para Max Chilton y Charlie Kimball se ha confirmado también que el sueño de Didier Calmels tendrá que esperar. Su acuerdo con Sam Schmidt Peterson para alinear un coche para Tristan Gommendy en la próxima edición de las 500 Millas de Indianápolis es ya agua pasada y dificilmente veremos un equipo galo en la parrilla de salida de la histórica prueba americana.
La explicación es sencilla, pues como ya comentamos al presentarse el proyecto, a Calmels le persigue su pasado. La prensa de Indianápolis se hizo rápidamente eco de su paso por prisión tras el asesinato de su esposa en 1989 y ello aumentó la presión sobre Sam Schmidt Peterson. Y aunque Calmels asegura a AUTOhebdo que su socio norteamericano siempre estuvo al corriente de la historia, el contrato ha terminado por romperse.
Según el francés, el equipo simplemente optó por un acuerdo más jugoso desde el punto de vista económico, aceptando así poner en pista para Michael Shank Racing y Jack Harvey un coche en seis citas de la IndyCar Series 2018. Pero al menos ha podido sacar una indemnización de 175.000 dólares en concepto de daños y perjuicios, si bien está claro que para 2018 parece muy complicado que salga adelante su voluntad de participar en las 500 Millas.
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