El 12 de febrero de 2017 pasará a la historia como el día en que el Toyota Yaris WRC consiguió su primera victoria con Jari-Matti Latvala. Justo 17 años después de la conseguida por Didier Auriol en el Rally de China de 1999. Se trataba de la 44ª que conseguía la marca nipona en el Mundial de Rallyes, las mismas que ha conseguido Volkswagen Motorsport tras cuatro años de completo ensueño. Y lo hizo antes de lo que muchos esperábamos, en la segunda cita de un calendario que daba 13 intentos como margen a Tommi Mäkinen para demostrar resultados.
Obviamente podemos decir que Suecia tiene unas condiciones especiales, que no es representativo, que conseguir aquí un buen resultado no te asegura que seas competitivo el resto de la temporada, sobre tierra o asfalto. Sin embargo, este triunfo ya justifica la apuesta de Akio Toyoda, arriesgando y contando con un equipo sin formar, dirigido por un hombre que, a pesar de ser tetracampeón del WRC y de haber llevado algunos proyectos dentro de la categoría de producción, no tenía experiencia alguna diseñando, construyendo y desarrollando World Rally Cars desde cero.
Precisamente desde cero comenzó a hacer su versión de competición del Yaris. Muchos vimos como una locura el no contar con ninguno de los datos del WRC realizado por Toyota Motorsport GmbH, sin embargo, Mäkinen siguió fiel a sus ideas. Fichó ingenieros, despidió a otros y decidió explotar todas las ventajas que le daba tener prácticamente un cheque en blanco que le ofrecía el fabricante nipón para tratar de desbancar a Volkswagen, en la ya interminable lucha que ambas marcas mantienen por ser el mayor fabricante del planeta.
Tanto es así que llegaron a completar 18.000 kilómetros de test en nueve meses. Parecía que el coche había llegado demasiado tarde, que a pesar de que TMG comenzó con el proyecto allá por 2015, Tommi Mäkinen había desperdiciado toda la ventaja. A pesar de verles trabajar paralelamente con varias unidades en Finlandia, España y Francia, las sensaciones no eran buenas, con una pieza distinta en cada prueba, pasos atrás, problemas de fiabilidad e incluso un fuerte accidente durante unas jornadas de test con ‘el jefe’ al volante del Yaris WRC 2017.
Sólo Juho Hänninen estaba confirmado como piloto principal, mientras se hablaba de que Esapekka Lappi y Teemu Suninen podrían ser sus compañeros. Mientras tanto, por el asiento de pruebas pasaban todos los pilotos finlandeses en activo, e incluso alguno ya retirado como era el caso de Mikko Hirvonen. Hasta Kalle Rovanperä se permitía el lujo de a sus 16 años ponerse al volante de un World Rally Car de 2017 para hacerle el rodaje. Todo parecía no tener orden ni control alguno, en gran parte por el secretismo en el que había decidido trabajar Tommi, aprovechando la sombra de los bosques finlandeses y su ya famosa pista de pruebas privada en la que podían probar sin límite de días todas las posibilidades habidas y por haber.
Prácticamente todos esperaban un tortazo en la primera carrera. Que no llegaran a ser competitivos y que no pudieran ni soñar con los podios durante esta primera campaña. Si tú no eras uno de ellos, enhorabuena, posees una fe inquebrantable. Muchos esperábamos una temporada de transición, de aprendizaje puro y duro en la que Mäkinen se daría cuenta de todos sus errores cometidos durante los últimos 18 meses. Que volviera a confiar en TMG y le diera más peso en el proyecto, aprovechando todas las instalaciones que posee la marca en Colonia, incluido su portentoso túnel del viento.
Tommi se sabía mover después de la disolución del equipo Volkswagen y ofrecía un test a Ogier del que el francés no salía muy convencido. Aun así, el de Gap dejaba cierto lugar a la esperanza, asegurando que el Yaris podría ser competitivo. Sin poder echar el guante a Seb, el cual estaba entre el equipo privado de Volkswagen y su fichaje por M-Sport, Latvala y Mikkelsen se presentaron en su puerta como las dos grandes oportunidades del mercado, justo cuando ya pensaba que iba a tener que conformar un equipo para salir del paso hasta que en 2017 muchos pilotos quedaran libres. Se decidió por Jari-Matti básicamente porque el finlandés tenía más kilómetros a sus espaldas que Andreas. El tiempo le daría la razón.
Nos equivocábamos, porque el Toyota no se rompió en el podio de salida de Mónaco en mil pedazos, como si de una versión de los Autos Locos se tratara. Aguantó, a pesar de algún pequeño problema con el reglamento y el susto que se llevó Latvala al no poder arrancar el motor a la salida de la asistencia. Aguantó y lo hizo con un más que inesperado podio. Incluso Juho Hänninen, dos años después de abandonar Hyundai y sin ritmo de competición, dejaba algún crono interesante antes de su accidente.
Pero sería en Suecia el lugar en el que Latvala destapaba el tarro de las esencias. Está claro que de no ser por el abandono de Neuville, el finlandés hubiera tenido muy difícil el completar la gesta. Sin embargo, lo logró, con tiempos muy competitivos y después de lograr el tan ansiado primer scratch (era el último fabricante en conseguirlo este año).
El ganador más joven de un rally del mundial se encontraba más motivado que nunca, viéndose el líder de su propio equipo oficial, con un coche que, a pesar de haber sido desarrollado por otros, recibía todas las modificaciones que Jari-Matti pedía. Esto se traducía en el mejor inicio de temporada que ha realizado el finés desde que es piloto del mundial. Incluso era mejor que el de la temporada 2014, en la que consiguió salir líder de Suecia después de que Ogier hiciera un sexto puesto en la cita escandinava.
Nos equivocábamos (siempre hablando como Diariomotor Competición y por mí en concreto) al pensar que los resultados tardarían en llegar, que los bandazos en el proyecto no ayudarían a un equipo totalmente nuevo, muy homogéneo gracias a que el núcleo duro era finlandés, pero con muchas incógnitas. Nos equivocábamos y sí fueron capaces, lograron la victoria a la segunda oportunidad, como ya hicieron el Polo o el DS3 WRC, algo que les debe dar la tranquilidad para seguir trabajando, por mucho que los resultados sobre tierra y especialmente en asfalto se puedan resistir a partir de ahora. Ellos ya han demostrado que son capaces de ganar, algo que a muchos les ha costado años e incluso otros no pudieron hacerlo nunca.