Llegó la confirmación gracias a Audi de que a partir de 2020 tendremos campeonatos con vehículos GT2 y la pregunta de muchos fue precisamente la de: ¿dónde situamos estos coches dentro de la pirámide de las carreras de GT’s? Y es que no parece sencillo entender que vaya a situarse en nivel de tiempos entre los GT3 y los GT4 cuando estamos hablando de que tanto el Porsche 911 GT2 RS Clubsport, como el Audi R8 LMS GT2 cuentan claramente con más potencia respecto a los GT3, 640 frente a los 585 en el caso de la firma de los cuatro aros.
Obviamente la diferencia para que un GT2 y un GT3 estén en tiempos similares dependiendo de las características del circuito es el nivel de preparación que tienen estos últimos. En cuanto al peso hay claras diferencias, con el Audi R8 LMS GT2 pesando 1.350 kg por los 1.225 kg con los que se presentó la segunda generación del GT3 en el Salón del París de 2018. El desarrollo aerodinámico es muy superior en este, algo que se evidencia especialmente en la zaga, con una trasera muy trabajada por una mucho más convencional en el GT2, el cual incluso reutiliza el difusor del GT4 con la única diferencia de que este se produce en fibra de carbono.
El otro gran cambio viene en materia de caja de cambios, optando el GT3 por una secuencial de seis velocidades operada neumáticamente, por la S Tronic de siete relaciones y doble embrague que se deriva de la serie, al igual que el chasis, el cual ha sido tomado prestado directamente de la versión Spyder. Por lo tanto, estamos frente a un GT2 con aspecto de carreras, pero derivado directamente de la producción, algo que no es impedimento en el caso de Audi de estar frente al coche de competición para pilotos clientes más potente jamás desarrollado en los más de 11 años que tiene este departamento.
Si Mark Webber fue el encargado de hacer los honores y darle al 911 GT2 RS sus primeros kilómetros públicos, en Goodwood fue Tom Kristensen el que primero quitó la lona y después se subió al llamativo Audi R8 LMS GT2 para mostrarnos por primera vez el sonido de una categoría que no estará bajo el paraguas de la FIA, siendo en este caso responsabilidad de una SRO que sin duda tiene un buen mercado entre los vehículos destinados a track-days para reclutar en esta nueva categoría. ¿Tendrá éxito el concepto? Solo el tiempo lo dirá. Por ahora, la diferencia de precio entre ambos apenas se sitúa en los 60.000 euros (338.000 frente a los 398.000 sin IVA del GT3).