Este fin de semana se llevará a cabo una nueva visita del WRC al Rally de Finlandia. No será una cualquiera. Además del impasse forzoso provocado por la pandemia, la cita nórdica celebrará su 70ª edición, razón por la que se han preparado algunos eventos en forma de homenaje a la historia de la prueba. El primero de ellos fue precisamente el vídeo publicado hace unos días en el que se podían ver a algunos de los pilotos locales que habían conseguido ganar en al menos una ocasión.
Además de las ausencias destacables de Juha Kankkunen y Tommi Mäkinen, también se pudo apreciar lo que era un inconfundible homenaje a Hannu Mikkola, fallecido a principios de año. No era para menos. Esta reunión se había llevado a cabo justo a los pies del famoso tramo de Ouninpohja, el homólogo de lo que es Assen para MotoGP o Mónaco para el Mundial de Fórmula 1, la otra catedral del Mundial de Rallyes junto al Turini y Fafe. Tal era su importancia para los pilotos, que incluso Colin McRae bautizó con el nombre de la especial a su caballo de carreras.
Tal y como reconocían Marcus Grönholm, Mikko Hirvonen y compañía en el vídeo, únicamente había un rey de Ouninpohja, y ese sin lugar a dudas era Hannu. Hay que remontarse a 1985 para recordar lo que fue una de las grandes exhibiciones del talento que Mikkola guardaba en su interior. Pongámonos en situación. Los 550 CV del Audi Quattro S1 E2, el piloto finlandés de la firma de los cuatro aros ya sin opciones de luchar por la victoria y en su mente el objetivo de dar el máximo frente a sus compatriotas en la “Montaña Rusa” del icónico tramo.
Choqué con algunos troncos y rompí la suspensión trasera en la etapa anterior. Los mecánicos me dijeron que tenían que colocar tres muelles de titanio y uno de acero porque no tenían suficiente titanio. Me importaba un carajo. Con las alas grandes, cuanto más conducía el Audi, más lo empujaba hacia el suelo, pero era muy difícil encontrar el límite – Hannu Mikkola
No fue de extrañar que arrasara con todas las referencias, hasta el punto de que dejó en ridículo los cronos que acostumbraban a hacer los Grupo 4 en este terreno, la mayoría por encima de los 13 minutos, mientras que Mikkola situó el registro en 11 minutos y 35 segundos, todo ello a pesar de que la diferencia de material en los amortiguadores del Audi provocaba que estuviera ligeramente inclinado. Batió a Salonen con 5 segundos de diferencia y a Blomqvist por otros ocho, dejando la media absoluta en los 127 km/h. No tenía necesidad de hacerlo. No se jugaba nada. Simplemente sintió una experiencia extracorpórea y voló.
La sensación de conducir el Audi S1 al límite en la etapa de Ouninpohja del Rallye de Finlandia 1985 fue surrealista. En mis más de 30 años de carrera, fue la única vez que sentí que estaba fuera del coche mirando hacia adentro. Más tarde, cuando lo estaba explicando, me dijeron que los pilotos de combate a veces tienen una sensación similar. En la última sección cuesta arriba de la etapa, mi copiloto Arne Hertz estaba tan impresionado que me dijo que daría su mono a cualquier piloto que fuera más rápido en la especial
Ahora, una pequeña obra de arte a modo de documental producido por Amjayes se encarga de recopilar todo lo sucedido con Hannu Mikkola y el tramo de Ouninpohja en aquella edición de 1985.