Cuando un problema de presión de la bomba de gasolina dejó sin clasificación a Simon Pagenaud parecía que la temporada 2020 de las IndyCar Series seguía torciéndose para Penske. Esta vez ni siquiera les quedaba el consuelo de la pole para la primera carrera, pues un increíble Conor Daly se la arrebató con Carlin. Pero la magia de los óvalos cortos sonrió a Pagenaud, que firmó la más improbable de las remontadas para triunfar saliendo último y dar así al fin la primera victoria de la temporada a Roger Penske.
El peculiar formato de clasificación para este fin de semana con dos carreras en teoría debía condenar al francés. La primera vuelta determinaba la posición de salida para la primera carrera; la segunda, para la segunda. Pagenaud ni marcó tiempo. En esas, Conor Daly y Carlin sorprendieron a todo el mundo con una inesperada pole para el viernes, mientras que Josef Newgarden se hizo con la del sábado. Alex Palou mostró lo dispares que podían ser los resultados con un formato tan curioso: 18º para la primera parrilla, 7º para la segunda… Pero pasara lo que pasara el catalán acumuló una experiencia incalculable al dar 150 vueltas en libres.
La carrera tuvo una clara vertiente estratégica, aunque teniendo durante buena parte de la prueba Penske los coches más rápidos en pista. El sueño de Conor Daly duró poco, pues Josef Newgarden le arrancó pronto las pegatinas y Will Power siguió sus pasos. Además, Simon Pagenaud comenzaba poco a poco a remontar. Pero en un óvalo corto, con tráfico y alta degradación de neumáticos el abanico estratégico fue alucinantemente amplio. Así, vimos cómo Takuma Sato saltaba a la cabeza de carrera al parar pronto y aprovechar la goma nueva, mientras otros como Felix Rosenqvist y Alex Palou retrasaban al máximo su primer cambio de gomas buscando ahorrarse una parada.
Pero Penske debía ser protagonista para la bueno y para lo malo. En un incidente de los que sólo le ocurren a Will Power, el australiano perdió una rueda y sufró un accidente que provocó la primera bandera amarilla. Y encima pillaba mal a Josef Newgarden, que perdía vuelta. En cambio, McLaren estratégicamente logró colocar sus dos coches en cabeza y una resalida adelantada de Pato O’Ward forzó que Dirección de Carrera neutralizara de nuevo la prueba sin tiempo de reacción para Colton Herta, que se comió a Rinus VeeKay y voló contra las protecciones, afortunadamente sin consecuencias para los pilotos.
La doble bandera amarilla y la duración del periodo de ‘caution’ hizo que algunos pudieran ir hasta el final ahorrando gomas y combustible, mientras otros como O’Ward, Askew o Sato deberían parar y salir con el cuchillo entre los dientes. Ingredientes perfectos para un final de infarto, en el que vimos a Simon Pagenaud, Alexander Rossi y, cómo no, Scott Dixon, disputarse la victoria pisando huevos mientras que por detrás venía como una exhalación Oliver Askew (O’Ward sufrió un contratiempo en su parada que le retrasó). Rossi no aguantó y Dixon optó por sacar la calculadora, brindando así el triunfo a un Simon Pagenaud que al bajarse de su monoplaza aún no se explicaba cómo ganó saliendo 23º.
En realidad los tres primeros acabaron todos con motivos para la celebración, pues a la lógica alegría de Pagenaud, se suma un interesante paso de Dixon hacia el título y el primer podio de Oliver Askew, con McLaren demostrando estar muy espabilada en el muro y permitiendo ello que sus monoplazas fueran 3º y 4º. Josef Newgarden debió conformarse con el quinto puesto, seguido de un Alexander Rossi que acabó pidiendo la hora por delante de Jack Harvey, Conor Daly, Marcus Ericsson (quien recibió el impacto de una pieza del coche de Colton Herta) y Takuma Sato. Alex Palou rescató un 11º puesto final especialmente meritorio teniendo en cuenta cómo debió aguantar en las últimas vueltas con neumáticos ya bastante desgastados.
El resultado en esta primera carrera en Iowa deja igualmente a Palou 11º de la general, donde Dixon disfruta aún de 50 puntos de ventaja sobre Pagenaud. Y el sábado, otra carrera en el óvalo corto de Iowa.
Foto | IndyCar Series