Seguramente no fue la mejor idea por parte de los responsables del Campeonato del Mundo de Fórmula E el tener sus últimos dos ePrix en un trazado como el de Londres, con todas sus apreturas y las dificultades para poder adelantar. Con Mitch Evans, Nick Cassidy y Pascal Wehrlein como principales candidatos al título intercontinental de las series eléctricas, lo que pasamos a ver en carrera fue un ataque desesperado por parte de ellos con el objetivo de tratar de conseguir los puntos necesarios para coronarse.
La emoción no se puede negar que también estuvo por todo lo alto desde el arranque. Los dos Jaguar y el germano de Porsche estuvieron en las tres primeras posiciones gran parte de la carrera. Cada uno con su propia estrategia, cada uno de ellos con una obligación distinta: Evans de defender, Wehrlein de encontrar un hueco para adelantar a Mitch y Cassidy… la de tratar de conservar los nervios sabiendo que estaba en la peor de las situaciones, en parte propiciado por sus errores en Portland y Londres, y en parte también por una estrategia del equipo que no fue del todo.
¿De verdad me estáis obligando a jugar como equipo? Después de todo lo que ha pasado, ¿me vais a obligar a jugar como equipo? ¿Quizá os lo dije? ¿O es una disculpa de alguien? Hice todo por este equipo… No me importa quién me golpeó, debería haber liderado la carrera. Confié en tu decisión. De lo contrario, me quedo y conduzco a toda velocidad hasta el final. Fue simple, amigo. Simple. Hice el ataque [activación del modo] para ayudarte, no para ayudarme a mí mismo – Nick Cassidy
De esta forma, Cassidy llegó a meta pensando que en su equipo este domingo habían jugado en contra de sus opciones de conseguir el título. Y es que, el que fuera líder del campeonato, se encontró de repente en tercera posición después de haber conseguido quitarse de encima el Attack Mode (uno que, en Londres te lleva prácticamente a perder seguro la posición cuando lo activas).
El mayor consumo de energía y un pinchazo provocado por un toque con António Félix da Costa, seguido de un contacto con el Maserati de Maximilian Günther le llevaron a perder en parte el tren de sus dos rivales por el título, todo ello mientras pedía explicaciones por radio a su ingeniero después de lo que había sido una estrategia que claramente había jugado en su contra.
A partir de ahí, toda la atención se iba a centrar en ver cómo iban Evans y Wehrlein a jugar sus bazas y cómo harían las dos activaciones, siendo el neozelandés el encargado de activarla primera, aunque consiguiendo mantener la plaza y en una lucha en la que Oliver Rowland estaba como espectador de lujo con su Nissan. Wehrlein lo intentó por activa y por pasiva, pero finalmente la victoria se iba a decidir por un detalle, por uno negativo, en este caso en forma de error.
La aparición de un coche de seguridad obligó a Wehrlein y Evans a retrasar sus pasos por el Attack Mode, lo que les llevó prácticamente al límite: quedando menos de una decena de vueltas para el final teniendo todavía ambos los seis minutos de sus respectivos periodos con más potencia. Evans falló en el momento definitivo y no acertó a la hora de activarlo, lo que le obligó a hacer un segundo paso por dicha zona y esto le llevó a caer a la tercera posición, ya que, por entonces, Oliver Rowland ya estaba en primera posición y tirando del grupo.
Wehrlein se coronaba Campeón del Mundo de Fórmula E siendo segundo (198 puntos por los 192 de Evans y los 176 de Cassidy), mientras que Porsche hacía lo propio con el de constructores… al menos hasta que dirección de carrera decidió castigar a António Félix da Costa para hacerle perder su quinta posición al aplicarle una sanción de cinco segundos por el contacto que el luso había tenido con el Jaguar de Cassidy que le provocaría a la postre el pinchazo. Jaguar se hacía con la corona de constructores (no parece que todos vayan a asistir con las mismas ganas a a la cena del equipo), aunque no quedaba ningún tipo de consuelo para ninguno de sus pilotos, y en el caso de Nick, el cabreo fue mayúsculo contra la estructura británica.
Sébastien Buemi fue cuarto para Envision después de salir desde la 17ª posición de la parrilla, Jean-Eric Vergne (DS Penske) heredó el quinto puesto, seguido por Nico Mueller (Abt), Robin Frijns (Envision), Stoffel Vandoorne (DS Penske) y Lucas di Grassi (Abt). El domingo para Jake Dennis, el campeón saliente, no fue mucho mejor y tuvo un contacto con Edoardo Mortara que lo llevó al muro, dejando el helvético en el aire la posibilidad incluso de haberse roto la mano en el impacto. Otros cinco segundos de penalización para el de Andretti.
